La Fundación Santa María de Albarracín concluye la restauración de un nuevo tramo de muralla

La Fundación Santa María de Albarracín ha concluido las labores de restauración de un nuevo tramo de muralla de la localidad de Albarracín, actuación que se han centrado en la prolongación perimetral del aparcamiento de San Juan, hacia la Torre Blanca, como continuación de las obras ejecutadas en las ediciones anteriores.
Restauración de la muralla de Albarracín (Teruel)
Restauración de la muralla de Albarracín (Teruel)
FUNDACIÓN SANTA MARÍA DE ALBARRACÍN
Restauración de la muralla de Albarracín (Teruel)

La Fundación Santa María de Albarracín ha concluido las labores de restauración de un nuevo tramo de muralla de la localidad de Albarracín, actuación que se han centrado en la prolongación perimetral del aparcamiento de San Juan, hacia la Torre Blanca, como continuación de las obras ejecutadas en las ediciones anteriores.

En total, se han restaurado 20 metros lineales de muros, con un recorrido "muy quebrado", que sigue los propios afloramientos de la roca, en dos pliegues sucesivos, que llegan a alcanzar los nueve metros de altura máxima, ha informado la Fundación en un comunicado.

El volumen total de muralla restaurada supera los 70 metros cúbicos, con grandes bloques de material calizo, "puntualmente reaprovechado de los desprendimientos históricos del mismo bien", han apuntado las mismas fuentes. Las obras han sido financiadas por la dirección general de patrimonio del Gobierno de Aragón, por un importe total de 25.000 euros.

Desde la fundación han indicado que las tareas "han sido francamente complicadas, sobre todo por el profundo desnivel en el que se ha trabajado, y por el alto grado de deterioro de los muros", habiendo tenido que "recrecer", para estabilizar la continuidad de los paramentos, hasta siete metros de esquina, con sillares labrados a mano.

Además, como la excavación arqueológica mostró en algún segmento de la muralla, hubo que configurar, siguiendo los restos que había que proteger, "hasta tres niveles adosados de muros, que constituían el grosor total del muro, de unos 90 centímetros".

Otros descubrimientos

Las excavaciones arqueológicas también han descubierto diferentes enlucidos en superficies distintas de la muralla, interpretadas como restos interiores de casas que aprovecharon la muralla para ser edificadas, así como muros "muy degradados" de las mismas construcciones, "que aparecen bajo el relleno de tierras que contiene el elemento defensivo".

Todo esto se ha hallado bajo el recubrimiento vegetal y de escombros que envolvía casi la totalidad de los restos originales de muralla, "como ahora se puede contemplar con la prolongación de la no restaurada, hacia la Torre Blanca", han explicado desde la Fundación.

De todo el lienzo de muralla, se conservaba un gran fragmento de muro original, el más elevado de todos, "en inestabilidad total por estar separado del resto de la construcción colindante".

Este sector de muralla "se encontraba rejuntada en su totalidad con mortero de cal, con el que ha vuelto a restablecerse su fisonomía original, rellenando ampliamente las uniones entre bloques con este material, frente al resto de la intervención en la que sólo se ha utilizado como aglutinante, dejando la junta abierta entre la mampostería superpuesta de piedra".

Además, en el sector de muralla conservada, se localizó casi a nivel del suelo superior una aspillera con restos de su lucido interior, que se ha dejado con la fisonomía original.

Igualmente, desde el aparcamiento, se prolonga el peto de la muralla, con la misma altura que traía la recuperada anteriormente, "como medida de seguridad, que ayuda a visualizar el recorrido de la misma" y "sobresale únicamente el fragmento original, con la aspillera mencionada".

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