Condenado a cinco años por abusar de una menor de 13 años huérfana en una vivienda de Alanís

La Audiencia Provincial de Sevilla ha condenado a cinco años de cárcel y al pago de una indemnización de 12.000 euros a un hombre acusado de abusar sexualmente de una menor de 13 años en una vivienda de Alanís de la Sierra donde convivía con su suegro, a quien se otorgó la guarda y custodia tanto de la víctima como de su hermana tras quedar ambas huérfanas en el año 2000.

La Audiencia Provincial de Sevilla ha condenado a cinco años de cárcel y al pago de una indemnización de 12.000 euros a un hombre acusado de abusar sexualmente de una menor de 13 años en una vivienda de Alanís de la Sierra donde convivía con su suegro, a quien se otorgó la guarda y custodia tanto de la víctima como de su hermana tras quedar ambas huérfanas en el año 2000.

En la sentencia, a la que ha tenido acceso Europa Press, la Sección Primera de la Audiencia Provincial considera probado que el acusado, P.M.B., trasladó temporalmente en el año 2004 su residencia al domicilio de su suegro, M.M.G., a quien se otorgó la guarda y custodia de las dos hermanas tras morir sus padres en 2000.

Una vez la víctima cumplió 13 años, y sin que haya podido concretarse la fecha exacta, el procesado entró varias veces en el dormitorio que la menor compartía con su hermana y se introdujo en repetidas ocasiones en la cama de la primera, donde "la besó en los labios" y comenzó a realizarle tocamientos de carácter sexual.

En esos momentos, la víctima "permanecía callada por temor a que su hermana se despertara", tapándole la boca el acusado "si intentaba decir alguna palabra", dice la Audiencia, que añade que, una vez el imputado se trasladó a su vivienda ubicada en la misma localidad de Alanís, comenzó a llamar por teléfono a la menor, a la que "previamente había confundido con promesas de vida en común futura, diciéndole que le gustaba estar con ella y que no sabía cómo cesar la relación con su mujer".

El testimonio de la menor,

"sincero y creíble"

El acusado "le prometió que algún día vivirían juntos, haciendo creer a la menor que ambos mantenían una relación sentimental a espaldas de su mujer", con todo lo cual consiguió que la menor acudiera a su vivienda, donde la menor "terminó consintiendo las relaciones sexuales, confundida por las promesas del acusado y creyendo que éste sentía verdadero afecto por ella", una situación que duró hasta el verano de 2008.

Para condenar al imputado, la Audiencia tiene en cuenta "básicamente" el testimonio prestado en el juicio por la menor, que es "sincero y creíble" y que ha quedado corroborado por otras pruebas, a lo que se suma que la Sala no ha encontrado "causa alguna por la que la víctima pudiera haber prestado contra el acusado un testimonio falso de la trascendencia y gravedad del oído en el juicio".

El tribunal subraya que el testimonio de la víctima "ha sido claro, lógico y persistente a lo largo del proceso, y no existía antes de lo sucedido causa alguna de inquina ni malas relaciones que hubieran podido llevar a la víctima a imputar falsamente al encausado un hecho como el que cuenta". La menor "ha relatado lo sucedido de modo preciso, no ha eludido ninguna pregunta, su relato era detallado y no tenía viso alguno de ser aprendido", abunda.

"huella psicológica"

Su testimonio, según la Audiencia, ha quedado corroborado por el informe elaborado por el Equipo de Evaluación e Investigación de Abuso Sexual (Eicas), que catalogó el testimonio de la niña como "probablemente veraz" y que puso de manifiesto que el acusado "pone en marcha estrategias de seducción, engaños y manipulación emocional que crean confusión en la menor, generando una pseudo relación de pareja con promesas de futuro".

"Esta estrategia de engaño" viene corroborada por el psicólogo de los servicios sociales que trató a la menor, que aseguró en el juicio que, según la afectada, el acusado "le decía que la quería, que la iba a sacar del domicilio, en el que ella se sentía como un estorbo y en una situación de servidumbre", por lo que "era muy susceptible de creerse cualquier promesa que se le hiciera de que se le iba a sacar de ese entorno".

La Audiencia relata que "esta huella psicológica" ha sido confirmada tanto por este psicólogo como por el familiar que se hizo cargo de la pequeña, quien manifestó en el juicio que cuando se hizo cargo de ella "estaba hecha polvo".

Por todo ello, la Audiencia condena al acusado por un delito de abusos sexuales a cinco años de prisión y el pago de una indemnización de 12.000 euros a la menor por los daños morales causados.

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