El Palau de les Arts Reina Sofía ha inaugurado este sábado su octava temporada con una versión elegante y minimalista de 'La Traviata', de Giuseppe Verdi, que ha tenido que ser interrumpida durante cerca de 20 minutos en el segundo acto por indisposición del protagonista, Ivan Magrì.

Al inicio de la función, se ha advertido de que el tenor sufría problemas cervicales y, finalmente, le ha sustituido Nikolai Schukoff, quien ensaya el papel de Siegmund en 'Die Walküre'' que programará el coliseo en noviembre y se ha "ofrecido amablemente" a reemplazarle -desde un atril en el extremo del escenario— al haber interpretado "numerosas veces" el rol de Alfredo Germont, según la información ofrecida al público de la Sala Principal, que ha llegado a emitir algún silbido durante la espera, en la que se ha ausentado del foso el director musical, Zubin Mehta. En escena, ha relevado a Magrì el coreógrafo, Athol John Farmer.

Ambos han recibido posteriormente una de las ovaciones más calurosas de la velada, con los asistentes en pie, junto a las dedicadas a la soprano Jessica Nuccio, que ha cautivado con su interpretación de Violetta Valéry, y al barítono Simone Piazzola, que ha dado vida a Giorgio Germont. También ha sido aclamado por los asistentes el maestro de Bombay, que ha saludado desde el escenario tras su tercer Verdi en Les Arts.

En el palco de autoridades estaban, entre otros, el presidente de la Generalitat Valenciana, Alberto Fabra, acompañado de los consellers de Educación, Cultura y Deporte, María José Català; de Sanidad, Manuel Llombart; y de Gobernación y Justicia, Serafín Castellano, así como el vicepresidente primero de la Mesa de las Corts, Alejandro Font de Mora, la intendente de Les Arts, Helga Schmidt, y rectores de universidades valencianas.

La octava temporada de Les Arts arranca marcada por el acuerdo suscrito entre dirección y sindicatos de la institución que reduce a 40 los despidos derivados del Expediente de Regulación de Empleo (ERE) frente a los 117 propuestos inicialmente y prevé un cese total de la actividad durante tres meses, que contó con la oposición de miembros de la Orquestra de la Comunitat Valenciana -titular del coliseo y en la que no se prevén salidas— al considerar que supone "una apuesta por la muerte lenta de la orquesta a largo plazo".

ELEGANCIA,

Efectos cromáticos y un gran reloj

Al margen de la confusión vivida tras la indisposición del tenor, la puesta en escena basada en el montaje con el que el alemán Willy Decker triunfó en el Festival de Salzburgo ha convencido con su elegancia, efectos cromáticos y minimalismo, con un escenario apenas ocupado por uno o varios sofás —rojo vivo al inicio, cubiertos después por telas de estampado florido para evocar el campo y blancos más tarde, al igual que la vestimenta de Violetta— y sobre todo, por un reloj de gran tamaño, que ha pasado de la pared al centro de la escena y en el que se ha refugiado en múltiples ocasiones la soprano protagonista, quien ha tratado de interrumpir su veloz avance en un trepidante pasaje musical del primer acto.

A través de ese minimalismo, la versión de Decker logra concentrar toda la atención en la figura y devenir de la cortesana Violetta Valéry, cuyo amor y posterior sacrificio por el burgués Alfredo Germont a instancias de las presiones de su progenitor Giorgio Germont la abocan a una dramática agonía.

Según explicaba el propio director, su propuesta despoja la escena de todo elemento histórico para evitar cualquier barrera entre el espectador y la heroína. "Verdi quiso crear una obra con una mujer como protagonista, con una heroína contemporánea alejada de los estándares operísticos. Es obvio que está claramente de su lado y la persigue a lo largo de la obra como un amante obsesionado", apunta.

Esta producción de De Nederlandse Opera de Ámsterdam constituye la segunda vez que el coliseo valenciano programa el clásico del compositor de Busseto, con libreto de Francesco Maria Piave basado en 'La dama de las camelias' de Alejandro Dumas hijo, tras el éxito en 2010 del montaje de Henning Brockhaus, conocido como 'La Traviata de los espejos', con Lorin Maazel en el podio.

Meisje Barbara Hummel es la directora de escena de la reposición de esta producción, con escenografía de Wolfgang Gussmann, vestuario de Wolfgang Gussmann y Susana Mendoza, iluminación de Hans Toelstede y coreografía de Athol John Farmer, que ha afrontado en el estreno el difícil cometido de representar el papel de Alfredo mientras Nikolai Schukoff daba voz al personaje, ambos con sobrada solvencia y creciente soltura, algo que ha sabido recompensar calurosamente después el público.

La función también ofrece vistosos números corales como el afamado brindis del primer acto -'Libiamo en' lieti calici'— o la animada interpretación, trajeados, con máscaras y algunos globos, de los jóvenes gitanos y toreros de Madrid en la fiesta del segundo acto.

Participación de alumnos del centre de perfeccionament

Destaca asimismo la participación, por primera vez, de siete alumnos y antiguos alumnos del Centre de Perfeccionament Plácido Domingo, que asumen la mayoría de papeles secundarios de 'La Traviata'.

Así, los integrantes de la actual promoción María Kosenkova (Flora Bervoix), Cristina Alunno (Annina), Valentino Buzza (Giuseppe), David Astorga (Criado de Flora) y Germán Olvera (Mensajero) se unen a Mario Cerdá (Gastone) y Mattia Olivieri (un caballero). Completan el elenco de la producción, Javier Franco (Barón Douphol), Maurizio Lo Piccolo (Marqués D'Obigny) y Luigi Roni (Doctor Grenvil).

Pese a que su estreno en La Fenice de Venecia en 1853 resultó un rotundo fracaso, el paso de los años ha situado a esta ópera de Verdi entre los títulos del repertorio operístico más representados y de mayor aceptación. De hecho, muchos de sus pasajes, como la obertura, la escena del brindis, la cabaletta 'Sempre Libera' o el aria 'Addio del passato' se han incorporado a la cultura musical popular. Les Arts ha programado siete funciones, la del estreno y los días 24 y 29 de este mes, así como el 2, 7, 10 y 13 de noviembre.