David Lynch, el legendario cineasta reconvertido en gurú de la meditación

  • El creador de 'Twin Peaks' estuvo en Madrid hablando de su nueva pasión.
  • "La meditación trascendental permite disfrutar sin límites de la paz, el amor o la energía", asegura el director.
  • Su último largo, 'Inland Empire', recibió críticas dispares que la tachaban de obra maestra y de estupidez.
El cineasta David Lynch, en la clausura del festival Rizoma.
El cineasta David Lynch, en la clausura del festival Rizoma.
EFE
El cineasta David Lynch, en la clausura del festival Rizoma.

¿Ha perdido definitivamente el cine a David Lynch? La pregunta, una de las que ha asomado en la rueda de prensa que ha dado en Madrid el inquietante y trasgresor director de Carretera Perdida, se ha quedado sin respuesta, aunque a tenor de lo oído, la meditación trascendental copa ahora su agenda.

"He escrito algo, y estoy contento con el trabajo", ha asegurado el genio de Montana a los periodistas, "pero siempre surge la necesidad de hacerlo mejor", ha señalado vagamente. "No sé qué será lo siguiente que haga, pero las ideas fluyen", ha añadido.

Su último largometraje, Inland Empire, un ejercicio cercano a la escritura automática surrealista, se estrenó en 2006 y supuso su divorcio definitivo con la industria, al tiempo que recibió las críticas más extremas que la tachaban, o bien de obra maestra, o bien de estupidez suprema.

En los últimos años la creatividad del autor de Twin Peaks se ha volcado más en la música (en mayo pasado publicó su segundo álbum de pop electrónico), aunque de vez en cuando también cuelga algún corto en su web, el último, un documental sobre la litografía.

La meditación trascendental (MT), una técnica con marca registrada introducida en Occidente por Maharishi Mahesh Yogi (el mismo que inició a los Beatles en los sesenta) es la puerta, según Lynch, al disfrute "sin límites" de "la paz, el amor, la energía".

Al practicarla, "la negatividad desaparece, la ansiedad, la tristeza, el odio, la rabia, el miedo, la desesperación, se hacen cada vez más débiles", señala uno de los directores que mejor ha indagado en la parte irracional y onírica del ser humano.

Él mismo empezó a practicar en 1973 tras escuchar una frase que venció su escepticismo inicial: "La verdadera felicidad no está fuera sino en el interior de cada uno". En dos semanas, asegura, "la ira y la depresión empezaron a desvanecerse" y las ideas, a fluir con mayor libertad.

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