Condenado un hospital a indemnizar a un hombre al que diagnosticó sida por error

  • Fue al Hospital del Mar para tratarse de psoriasis y le dijeron que era seropositivo.
  • Al pensar que le quedaban tres años de vida, se sumió en una profunda depresión y dejó de acudir a los controles médicos.
  • Descubrió que no era portador del VIH gracias a otro análisis de sangre, que le hicieron al cambiarse de hospital.
  • Será indemnizado con 44.954 euros por los años que estuvo de baja laboral.

Un juez de Barcelona ha condenado al Institut Municipal d'Assistència Sanitaria (IMAS) a indemnizar con 44.954 euros, más una cantidad similar de intereses, a un hombre al que el Hospital del Mar de Barcelona diagnosticó erróneamente que tenía el virus del sida, enfermedad que pensó que padecía durante cuatro años.

El afectado, Juan Carlos Soriano, guardia urbano de Barcelona y que está de baja laboral por la depresión que le provocó el diagnóstico erróneo, ha explicado este martes en rueda de prensa su caso junto a su abogada, Matilde Barrabés, y la presidenta del Defensor del Paciente, Carmen Flores, asociación que le han representado en los tribunales.

Al hombre le diagnosticaron en 2001 que era seropositivo en un análisis de sangre que le hicieron en el Hospital del Mar, al que acudió para tratarse de psoriasis, y le dieron una esperanza de vida de tres años como máximo, lo que sumió al paciente en una profunda depresión.

Cuatro años después, gracias a un análisis rutinario en el Hospital Clínic de Barcelona, al que acudió para hacer el seguimiento de su enfermedad, descubrió que no tenía el sida y que había sido víctima de un error.

A diferencia de los falsos negativos, que pueden obedecer a aspectos vinculados a factores relacionados con la composición de la sangre del paciente, los falsos positivos solo se deben a un fallo humano, en la manipulación o conservación de la muestra, ha explicado su abogada.

En su sentencia, que ya es firme porque no ha sido recurrida, el juzgado contencioso-administrativo número 16 de Barcelona estima solo parcialmente la demanda presentada por el paciente, que solicitaba 250.000 euros, y acuerda indemnizarle por el tiempo que estuvo de baja laboral pero no por los daños morales causados y las secuelas provocadas por el diagnóstico erróneo.

Juan Carlos Soriano, de 44 años, ha cobrado ya los 44.954 euros de indemnización que fija la sentencia y está pendiente de percibir otra suma similar en concepto de intereses —cantidad que aún está en litigio en los tribunales—, mientras espera que la justicia resuelva su petición de que se le reconozca la incapacidad total por las secuelas psicológicas que arrastra.

Cuatro años de calvario

El falso positivo diagnosticado a Juan Carlos Soriano no solo le ha perjudicado personalmente, sino también económicamente, ya que al estar de baja no ha podido hacer frente al pago de la hipoteca que tenía pendiente.

Asegura que tiene "ilusión y familia" para rehacer su vida tras lo sucedido, pero ha admitido que, tras la experiencia que ha vivido, se ha convertido en alguien que "no se fía de nadie".

Juan Carlos Soriano ha lamentado además que la administración no le haya pedido perdón por el falso positivo y que no haya recibido ningún tipo de apoyo social ni psicológico de las instituciones mientras pensó que era seropositivo. "Yo puedo entender un error, pero es que conmigo no se ha puesto en contacto nadie", ha añadido.

El paciente ha relatado los cuatro años de angustia que vivió tras serle diagnosticado el sida y la depresión en la que desembocó, lo que le llevó incluso a abandonar los controles médicos a que era sometido, al estar convencido de que iba a morir en dos o tres años.

En esos controles, se le practicaron repetidamente análisis de sangre que nunca detectaron una carga viral del VIH suficiente para tener que recibir tratamiento farmacológico, pero nadie en el Hospital del Mar sospechó que podía haber sido diagnosticado erróneamente ni se ordenó una segunda prueba del sida.

Fue el Hospital Clínico el que descubrió que Soriano no era seropositivo cuando el paciente, por proximidad a su domicilio, decidió cambiarse a ese centro sanitario para seguir tratándose de la enfermedad.

Los protocolos de ese hospital obligan a practicar la prueba del VIH a los pacientes nuevos, lo que permitió que, de esa forma rutinaria, se descubriera en junio de 2004 que Juan Carlos Soriano no era seropositivo.

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