El Instituto Vasco de Investigación y Desarrollo Agrario, Neiker-Tecnalia, en colaboración con Tecnalia Research & Innovation, ofrece a los ayuntamientos un servicio integral de apoyo a sus iniciativas de huertos urbanos, que incluye la selección de su emplazamiento ideal, diseño, puesta en marcha y seguimiento.
Tras analizar la presencia y ausencia de contaminantes en el suelo, su biodiversidad y aptitud agrícola, y su capacidad para secuestrar CO2, el plan contempla el diseño y puesta en marcha de los huertos con prácticas agrícolas sostenibles que minimicen el impacto en el entorno, han explicado desde Neiker-Tecnalia
Asimismo, se ofrece formación a los usuarios para que sean capaces de realizar análisis básicos de suelos en el futuro. Santurtzi es el primer municipio que apuesta por este servicio, que ha dado lugar a un total de 22 parcelas. Hasta el momento, se ha creado en esta localidad un huerto de 18 parcelas de 55 m2 cada una, además de cuatro mesas de cultivo adaptadas a personas con movilidad reducida.
Según han destacado del Neiker-Tecnalia, los huertos ecológicos representan dentro de los núcleos urbanos "una vía de contacto con la naturaleza, al mismo tiempo que aportan beneficios educacionales, sociales, ambientales, terapéuticos e incluso económicos" y "cada vez son más las ciudades que apuestan por su creación en el contexto actual de crisis inmobiliaria".
Este nuevo uso del suelo urbano, ha añadido, "permite recuperar zonas verdes y mitigar la acumulación del calor, presentando la ventaja de ser una herramienta de adaptación-lucha frente al cambio climático". Sin embargo, ha subrayado, "la cercanía de industrias u otras actividades potencialmente contaminantes propias de las ciudades hacen que sea necesario realizar unos análisis previos en los emplazamientos que se pretendan destinar a huertos, para garantizar la salud de sus usuarios y la no afección a la biodiversidad presente".
El servicio integral que ofrecen conjuntamente Neiker-Tecnalia y Tecnalia Research & Innovation consta de tres fases. La primera consiste en decidir la ubicación ideal de los huertos de entre las posibles y deberá garantizar la ausencia de contaminantes, el menor impacto sobre la biodiversidad del entorno y la aptitud agronómica del suelo.
En la segunda fase, la del diseño, el objetivo será asegurar la accesibilidad de todo tipo de usuarios al huerto y mejorar sus servicios ecosistémicos, minimizando las necesidades de recursos y consumibles para el mismo.
La tercera fase contempla la puesta en marcha y seguimiento, empleando prácticas agrícolas sostenibles y pudiendo acompañarse de actividades de formación sobre salud de suelos y agroecología.
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