Una exposición examina el efecto del nazismo, la guerra y el exilio en la pintura de Marc Chagall

  • 'Chagall: amor, guerra y exilio' muestra cómo el pintor dejó entrar en su estilo modernista elementos simbólicos sobre el auge del nazismo y el holocausto.
  • Las obras de Chagall durante la II Guerra Mundial se poblaron de Cristos crucificados como metáfora de los perseguidos.
  • La muestra, en el Museo Judío de Nueva York, también indaga en el desolador efecto sobre el artista de la muerte en 1944 de su esposa y musa Bella Rosenfeld.
El ascenso de los fascismos en Europa hizo que Chagall ensombreciera su estilo, como se comprueba en "La caída del ángel"
El ascenso de los fascismos en Europa hizo que Chagall ensombreciera su estilo, como se comprueba en "La caída del ángel"
Private Collection, on deposit at the Kunstmuseum Basel © 2013 Artists Rights Society (ARS), New York / ADAGP, Paris
El ascenso de los fascismos en Europa hizo que Chagall ensombreciera su estilo, como se comprueba en "La caída del ángel"

"Si creo desde el corazón, casi todo funciona, si lo hago desde la cabeza, casi nada". El pintor Marc Chagall (1887-1985) confiaba en el poder intuitivo y emocional al ponerse ante un lienzo. Prolífico, longevo y partícipe de muchas escuelas de vanguardia, siempre mantuvo la inteligencia de no dejarse absorber del todo por ninguna de ellas. El arte, decía, "es sobre todo un estado del alma" y no una mecánica.

Modernista, poético, maestro de la viveza de los colores y excéntrico en los temas, combinó la narrativa de su experiencia personal —la niñez en el pueblo rural bielorruso de Vitebsk, la iconografía ortodoxa, las creencias y tradiciones de su familia judía— con un estilo desencajado donde hay huellas del cubismo, el fauvismo y el surrealismo pese a que hablamos de un artista con una sola posibilidad de catalogación. Como corresponde a un primer espada de la historia del arte, Chagall es simplemente Chagall.

Persecuciones

Una nueva exposición abre una línea de indagación inédita: el efecto sobre la obra del artista de las persecuciones antisemitas, el ascenso del nazizmo, la II Guerra Mundialy el holocausto. Chagall: Love, War, and Exile (Chagall: amor, guerra y exililo), inaugurada hace unos días en el Jewish Museum de Nueva York, donde estará en cartel hasta el 2 de febrero de 2014, muestra cómo el pintor dejó entrar en su estilo modernista elementos simbólicos sobre el auge del nazismo y el holocausto.

La muestra está limitada por los tres exilios del artista: en 1910 se fue de Rusia para establecerse en París y mejorar como pintor, pero, preso de melancolía —su amada esposa y musa Bella Rosenfeld se había quedado en Vitebsk junto a la única hija de la pareja— regresó a su patria en 1914. Las terribles hambrunas que siguieron a la I Guerra Mundial y el ambiente opresivo y peligroso del sistema bolchevique empujaron a la familia a emprender de nuevo el camino hacia la capital francesa, donde se establecieron en 1923.

Judío y "pervertido" para los nazis

Convertido en una figura de primer nivel —en 1926 expuso en solitario en Nueva York conquistando al público y la crítica con sus cuadros de personajes flotantes que parecían jugar con el expresionismo pero carecían de la seriedad algo envarada de este—, la vida volvió a torcerse con el ascenso del nazismo. Chagall estaba en las dos listas negras de Hitler, era judío y practicaba una forma de arte que los jerarcas totalitarios entendían como pervertida. Tras la invasión de Francia por las tropas nazis, la familia inició su tercer exilio y, gracias a la ayuda de un periodista estadounidense, logró escapar a Nueva York.

Chagall: Love, War, and Exile ilumina la forma en que el pintor respondió al sufrimiento que le rodeaba. Pese a que nunca abandonó la sensibilidad poética, los cuadros de las décadas de los años treinta y cuarenta, dicen desde el museo, "reflejan la realidad política del momento". Aparecen ambientes violentos y trastornados y frecuentes figuras de Cristo crucificado, que Chagall empleaba como metáfora de la guerra, símbolo del holocausto y señal de solidaridad con los perseguidos. Al contrario que gran parte de los artistas judíos, que eluden la representación de Jesucristo, Chagall presentía que era el más poderoso icono para mostrar la barbarie.

Infección vírica indeterminada

Lejos del ambiente relajado y de fiesta de sus años parisinos, la pintura de Chagall, que no se sentía a gusto en Nueva York, alimenta la sensación de alienación y martirio. Para empeorar la situación, en 1944 su esposa murió tras una infección vírica indeterminada que no pudo ser tratada convenientemente, pensaba el pintor, porque la asistencia médica estaba mediatizada por el esfuerzo bélico de los EE UU.

A partir del final de la contienda bélica, regresó a sus composiciones tradicionales, expresiones del poder del amor. "El arte es el esfuerzo incesante por competir con la belleza de las flores... sin triunfar jamás", afirmó por entonces. La exposición de Nueva York incluye 31 cuadros y 22 dibujos, así como una selección de cartas, poemas, fotografías y objetos personales del pintor.

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