Hace unos meses Miley Cyrus sorprendía al mundo con un estilo más agresivo y transgresor del que nos tenía acostumbrados. Junto a este nuevo 'look', la ex Hannah Montana publicaba su single We can't stop, en el que se mostraba provocativa y polémica, también por sus alusiones a las drogas y al sexo.
El pasado domingo, Miley estuvo a la altura de su vídeo musical en la puesta en escena de su nuevo tema durante la gala de los MTV Video Music Awards, en el que exhibió toda su sensualidad y su desparpajo ante una sorprendida audiencia.
Miley consiguió subir aún más la temperatura en su dúo con el rapero Robin Thicke, con el que cantó su tema Blurred Lines, y con el que no dudó en frotarse y hacer gala de las cosas que se pueden hacer con una manopla gigante para animar en los partidos.
Entre tanto, la joven artista, hija del cantante de country Billy Ray Cyrus, ha sacado a la luz Wrecking Ball, el segundo single de su nuevo disco, Bangerz, que se publicará el 8 de octubre no se publicará.
En este segundo single Miley se muestra más melancólica, en una balada que parece evocar a su tormentosa relación con el actor Liam Hemsworth, hermano de Chris Hemsworth (Thor) con el que tiene continuas idas y venidas, aunque ella ha dejado claro que la balada no se refiere a él.
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