Entre los conductores de la Comunitat Valenciana el mito más extendido para 'burlar' los controles de alcoholemia es el de esperar dos horas antes de ponerse al volante, situado en el ámbito nacional en el segundo lugar, por detrás de beber o chupar granos de café.

Así se desprende del estudio 'Mitos y falsas creencias sobre los controles de alcoholemia' de Línea Directa Aseguradora, en colaboración con la Fundación Española para la Seguridad Vial (Fesvial).

El informe señala además, entre las falsas creencias, algunas extrañas como beber aceite, tomar pasta de dientes, comer césped, chupar baterías de litio o monedas de cobre, vomitar y soplar despacio por el alcoholímetro.

Por comunidades, los conductores vascos parecen ser los que más conocen la existencia de estos mitos, mientras que los de La Rioja, Asturias y Cantabria son los que menos. En cuanto a su efectividad, los madrileños parecen ser los que creen más efectivas estas prácticas y los gallegos y vascos, los más escépticos.

Los valencianos no conocen la tasa máximas

La tasa de alcoholemia representa el volumen de alcohol que hay en la sangre y se mide en gramos de alcohol por cada litro de sangre o en miligramos por litro en aire espirado. Sus límites son 0,25 miligramo/litro de aire espirado para la sanción administrativa (0,15 para conductores noveles y profesionales) y 0,6 miligramo/litro para el delito penal.

Sin embargo, en la Comunitat Valenciana, el 72 por ciento de los conductores desconoce cuál es la tasa máxima permitida —6 puntos por encima de la cifra nacional—, porcentaje que asciende hasta el 91 por ciento en el caso de los que no saben el límite del delito —tres puntos por debajo de la media general.

Los hombres y los menores de 30 años son los que más al tanto están de ambas tasas, pero también son los que en mayor medida (32 por ciento) reconocen haberse puesto alguna vez al volante creyendo que darían positivo en un control.