Tras la subida de tarifas y los últimos recortes, Metro de Madrid vuelve a dar la campanada con la creación de un nuevo alto cargo: el director del área de seguridad. Un puesto que, según la compañía, obedece a una "reestructuración" del departamento y que cobrará, seguramente, más de 100.000 euros al año, según han afirmado fuentes sindicales a 20Minutos.

El encargado de ocupar este sillón será Bruno Fernández Díaz, hermano del actual Jefe Superior de Policía de Madrid, una persona de "dilatada experiencia", según un portavoz de la compañía. "El motivo es reforzar este área  como consecuencia del nuevo contrato de seguridad, que se medirá en función de la consecución de objetivos y no del número de horas,  como se hacía siempre. Además, todo el área de seguridad se va a renovar, por lo que no va a suponer un aumento ni de los sueldos ni del número de directivos", ha explicado el mismo portavoz que, sin embargo, no ha querido informar de la cuantía exacta de la retribución que recibirá Fernández Díaz, aunque sí ha reconocido que es "muy similar" a la del resto de directivos de Metro de Madrid, que ronda los 100.000 euros anuales, según fuentes sindicales.

Esta designación ha irritado tanto a los sindicatos como a los partidos de la oposición. De hecho, Teo Piñuelas, portavoz de UGT en el suburbano, cree que resulta algo "sospechoso" que Metro de Madrid contrate a una persona que viene del mundo financiero y que, tras prejubilarse, fiche ahora por una empresa pública.

Mientras, Tomás Gómez, líder de los socialistas madrileños, ha manifestado ante los micrófonos de la Cadena Ser que es una "vergüenza" que se firmen este tipo de contratos en plena época de recortes.

La designación de Bruno Fernández se ha conocido tras la difusión de una circular interna, fechada el pasado 6 de junio, en la que Metro de Madrid anunciaba la creación de una nueva dirección general de seguridad. Hasta ahora, Metro solo contaba con una subdirección en este departamento.

Metro de Madrid ha recordado, además, que el número de puestos de alta dirección se ha reducido a casi la mitad estos últimos años, lo cual ha supuesto un ahorro de 600.000 euros. Sin embargo, la empresa no menciona los recortes que han acompañado a esta política de austeridad, como el cierre de 21 vestíbulos, la reducción de la frecuencia de paso de los trenes o la falta de mantenimiento, además de un aumento constante del precio de los billetes.