La quiebra económica del Gobierno valenciano marca el ecuador de la legislatura

  • Los despidos en el sector público, los recortes en el gasto y los impagos a colectivos y empresas lastran la gestión de Alberto Fabra.
  • Camps se vio forzado a dimitir a las pocas semanas del triunfo por el caso Gürtel.
  • En Valencia, Barberá no ha desbloqueado el polémico plan del Cabanyal y parte del Parque Central sigue en el aire.
Francisco Camps, este miércoles en su escaño de Les Corts Valencianes.
Francisco Camps, este miércoles en su escaño de Les Corts Valencianes.
CÁRDENAS / EFE
Francisco Camps, este miércoles en su escaño de Les Corts Valencianes.

Los recortes, los impagos, los despidos en el sector público y la paralización de proyectos, unidos a los casos de corrupción (Gürtel, Cooperación, Nóos o Brugal), han protagonizado los primeros dos años de la legislatura en la Comunitat.

Y es que este miércoles se han cumplido dos años desde que Francisco Camps reeditó su mayoría absoluta. Sin embargo, casi dos meses después, se vio obligado a dimitir tras ser procesado en la causa de los trajes, por lo que Rajoy designó a Alberto Fabra como sucesor. Coincidiendo con este aniversario y a los pocos días del homenaje que el PP regional tributará a Alberto Fabra con motivo de su primer año al frente del partido, Camps ha sacado pecho del resultado de 2011.

Desde entonces prácticamente todo han sido malas noticias para el nuevo jefe del Consell. Con una Generalitat en quiebra técnica que depende de las aportaciones extraordinarias del Estado para subsistir (unos 10.000 millones hasta ahora) y con una deuda desbocada (29,4% del PIB), se ha visto obligado a paralizar gran parte de las infraestructuras que estaban en marcha, como la línea T2 o la ampliación de la línea 5, ambas de Metrovalencia.

Además, ha llevado a cabo un plan de reestructuración de empresas públicas que se ha traducido en Expedientes de Regulación de Empleo (ERE) y multitud de despidos en Radio Televisión Valenciana, Vaersa, el Instituto Valenciano de la Vivienda o Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana.

Por otra parte, la falta de liquidez le ha impedido afrontar en tiempo y forma los pagos a farmacéuticos o a los contratistas de obra pública. Eso se une a los recortes y repagos puestos en marcha en Sanidad, con la supresión del plan de choque que ha incrementado las listas de espera para operarse, o en Educación, con la reducción de becas de transporte y comedor. Todo ello ha supuesto que en dos años el PP se haya desplomado en las encuestas.

Valencia, sin grandes obras

En cuanto a la ciudad de Valencia, Rita Barberá llega al ecuador de la legislatura con los grandes proyectos paralizados (parte del Parque Central y el plan del Cabanyal) y una oleada de recortes en la EMT, el alumbrado o la limpieza. Así, una de las pocas noticias positivas ha sido la cesión de la dársena a la ciudad por parte del Gobierno.

La llegada del PP al Gobierno central no ha supuesto, de momento, el acelerón a las reivindicaciones de la alcaldesa, cuya estrella parece difuminarse por el desgaste político de la crisis y por su enfrentamiento con Alberto Fabra desde que este sustituyó a Camps, mucho más cercano a ella.

De hecho, aunque ella ha dicho que se presentará, su entorno duda de que Barberá, tras 24 años al frente de la Alcaldía, vuelva a presentarse si la mayoría absoluta del PP puede estar en riesgo.

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