Los ciudadanos europeos castigan a sus políticos: los dirigentes pierden popularidad

Angela Merkel, Mariano Rajoy, François Hollande y David Cameron.
Angela Merkel, Mariano Rajoy, François Hollande y David Cameron.
EFE
Angela Merkel, Mariano Rajoy, François Hollande y David Cameron.

Los políticos españoles no pasan del 4. El último informe del CIS sitúa a Rosa Díez (UPyD) como la líder de un partido mejor valorada por delante de Cayo Lara (3,52), Alfredo Pérez Rubalcaba (3,00) y el propio Mariano Rajoy (2,44). Después de cuatro años de crisis económica y tras la última cifra del paro con más de seis millones de personas, los españoles tienen claro que los dirigentes no cumplen sus expectativas.

Rajoy está mal valorado incluso por los votantes del PP, que puntúan mejor a Rosa Díez y a nueve ministros antes que al presidente. Rajoy se sitúa en la décima posición de los líderes políticos españoles, pero tampoco aprueba entre los electores de su partido, que le dan un 4,45 por detrás de Sáenz de Santamaría y ministros como Arias Cañete, Ana Pastor, José Manuel Soria o García Margallo. Además, el 60% de sus votantes reconocen tener "poca" o "ninguna confianza" en su presidente y un 32% califica su gestión de "mala" o "muy mala".

Los ministros también empeoran su calificación. Sólo la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría y Arias Cañete superan el 3 en una valoración sobre 10. El ministro que peor valorado está es el de Educación, José Ignacio Wert, con un 1,76 por el 1,95 que obtuvo en enero. "Nunca he visto, en 50 años de añálisis, estos datos", afirma Juan Díez Nicolás, catedrático de sociología y exdirector del CIS. "Y la caída de valoración afecta a todas las instituciones", lamenta.

Pero España no es el único país en el que los políticos pagan directamente la desconfianza de los ciudadanos en la democracia, las instituciones o incluso las soluciones impuestas desde la Unión Europea. La corrupción en Francia, la ingobernabilidad en Italia y la crisis en Reino Unido marcan la pérdida de confianza que sólo parece tener Angela Merkel. La canciller alemana se enfrenta a las elecciones de septiembre con el favor de sus compatriotas.

Francia

La corrupción también salpican al país galo. El pasado 21 de abril su presidente, François Hollande, batió el récord de impopularidad con un 74% de los franceses descontentos con su política y superando en dos puntos el registro de su predecesor Nicolas Sarkozy. El instituto Ifop, quien realizó este informe, considera que el 'caso Cahuzac' —dimisión del ministro de Presupuesto por tener una cuenta no declarada en Suiza—es el causante de esta desconfianza.

Según un sondeo publicado por la televisión francesa BFMTV, Hollande no superaría la primera vuelta si hoy se celebraran elecciones. Su caída de popularidad se produce en apenas un año, desde que el 22 de abril de 2012 obtuviera el 28,6% de los sufragios por delante de Sarkozy y la ultraderechista Le Pen. Precisamente estos dos últimos ganan puntos de confianza en el barómetro del Centre de Recherches Politiques (CEVIPOF), quien le resta cinco puntos de desconfianza al expresdiente y cuatro a Le Pen. En diciembre de 2012, Sarkozy habría ganado respecto al año anterior seis puntos de confianza entre quienes no tenían esperanzas en él y perdido 13 puntos de desconfianza. En mayo de 2013, el expresidente sería el beneficiario de la crisis económica y política del gobierno de Hollande.

Alemania

Angela Merkel, que se enfrenta a las elecciones generales alemanas el 22 de septiembre de este año, sigue gozando del favor de sus compatriotas. En Alemania hay varias instituciones que miden las simpatías políticos de los ciudadanos, y todas coinciden: Alemania aprueba la gestión de su canciller. Forsa, uno de los valores más fiables, asegura que el 66% de los alemanes se declara contento con la política de Merkel. 

Su rival, el candidato socialdemócrata Peer Steinbrück, está a años luz en las encuestas: solo el 17% de los alemanes aprueba su gestión como líder de la oposición. Steibrück va cuesta abajo: el exministro de Fianzas (entre 2005 y 2009) logró su más alta cuota de popularidad en septiembre, cuando fue elegido por su partido para disputar las elecciones. Entonces, obtuvo un 31% de opiniones favorables: ahora, perjudicado por algunos deslices verbales, no parece un serio rival para "la mujer más poderosa del mundo", según la revista Forbes.

Italia

El próximo 22 de mayo el Instituto Nazionale di Statistica (ISTAT) presenta el informe anual sobre la situación del país. Se espera con mucha atención la reacción de los italianos a los dos meses de ingobernabilidad después de que el 26 de febrero ninguna formación lograse hacerse con la mayoría absoluta. Los últimos sondeos establecen que el político mejor valorado tras el varapalo electoral es Silvio Berlusconi. De hecho, el Instituto Tecnè afirma que ganaría las elecciones si hoy se celebrasen.

Bersani, quien anunció su dimisión del Partido Demócrata, pasaría del 30,8% de los apoyos al 29,5% pero ya no sería la primera fuerza. Mientras, Beppe Grillo perdería un punto de valoración respecto a las elecciones.

Reino Unido

Los ingleses también suspenden a sus líderes. Sí, al menos y en los últimos tiempos, a David Cameron: el primer ministro alcanzó una nota de un 5,1 en la encuesta del National Policy Monitor en 2010, cuando ganó las elecciones, pero en los últimos tiempos ha bajado hasta el 3,5.

No es el único: Ed Miliband, el líder de la oposición laborista, ha caído hasta el 3,7. En cambio, el vicepresidente Nick Clegg se ha consolidado como la alternativa a los dos anteriores, aprobado con un 5,1. ¿Le supera alguien? Sí, el alcalde de Londres, el conservador Boris Johnson, que alcanza el 5,8 de valoración.

¿Por qué se da esta desconfianza?

El experto Juan Díez, que lleva cinco décadas en el sector, lo resume en una palabra: "Cabreo". "La gente está cabreada, por decirlo mal y pronto, y muestra su descontento y frustración en este tipo de encuestas".

Según un estudio de la Fundación BBVA, la desconfianza es mayor en países como España e Italia, donde los ciudadanos representan un modelo con bajo nivel de participación pública. Actúan mediante recogidas de firmas o movilizaciones, pero no directamente a través de asociaciones o partidos. Todo lo contrario sucede en países nórdicos como Suecia, Dinamarca y Países Bajos que toman decisiones por motivos políticos, éticos o medioambientales. "Esa mayor vinculación con la esfera pública se corresponde con más confianza en la democracia y las instituciones", asegura el informe.

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