La única novedad en el club de los más ricos es que su crecimiento se ha ralentizado a partir del año 2000. Si en la década de los noventa éstos crecían entre 1 y 2 puntos por encima de la media anual, ahora lo hacen un punto por debajo. Los pueblos de renta media-baja, en cambio, crecen un punto anual sobre la media.

«Razones históricas»

Según Juan Díaz Nicolás, catedrático de ecología humana y población de la Universidad Complutense, hay algunas razones «históricas» que explican en parte la riqueza acumulada del oeste.

Cuando se produjeron las grandes migraciones del campo a la ciudad, de 1940 a 1960, dice Díaz Nicolás, las personas que venían de sitios con rentas más bajas, como Andalucía o Extremadura, se asentaron en el sur de la capital y de la región, mientras que los de rentas más altas como Asturias, País Vasco o Santander optaron por el norte o noreste de Madrid.  Otra razón tiene que ver con la instalación de industrias, que tradicionalmente se llevó a cabo en el sur a causa, entre otras cosas, de la dirección del viento, que soplaba de norte a sur, con lo que se podían disparar los niveles de contaminación.

Más allá de las razones históricas, todos los municipios ricos están bien comunicados y poco contaminados. En Pozuelo, por ejemplo, hay 120 metros de parques por habitante. Los madrileños más pudientes escogen esta zona, donde abundan las urbanizaciones de lujo que se utilizan como primera vivienda.

Madarcos, la cenicienta

Así como Pozuelo ocupa desde 1994 el primer lugar en la lista de los más ricos, Madarcos, una población de la Sierra Norte donde no hay más de 60 personas empadronadas, encabeza la lista de los más pobres. En ese segmento destacan Valdaracete, Somosierra, Prádena del Rincón-Belmonte-Ambite y Brea de Tajo, todos por debajo de los 8.000 euros anuales. Los municipios de renta per cápita por debajo de los 10.000 euros representan el 6,5% de la población, unos 372.000 habitantes.