Como en el resto de España, en la provincia, son tres las empresas autorizadas  para adaptar las máquinas. «Llevamos avisando desde septiembre pero los hosteleros están muy reacios», asegura Hipólito Moreno, delegado de Askoyen, una de las empresas distribuidoras.

Una de las causas de esas reticencias es el precio de la instalación. La adaptación de la máquina cuesta más de 200 euros al dueño del establecimiento. La otra opción puede ser renovar la máquina, porque las de nueva fabricación ya tienen instalado el sistema del mando. En este caso el desembolso asciende a más de 2.000 euros.

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Multas de hasta 600.000 euros

Si los bares cordobeses no se ponen las pilas e incorporan la tecnología a sus establecimientos pueden tener problemas. Deberán apagar sus máquinas y no podrán vender tabaco en mano (estaba prohibido desde 2006). Además, si un inspector sorprende al hostelero dejando comprar tabaco a un menor en sus máquinas expendedoras, la multa puede oscilar entre los 10.000 y 600.000 euros.