Los servicios antiterroristas franceses señalaron hace días que la actividad de ETA en Francia «continuaba». Este año la banda ha robado 49 coches y «cuenta con 516 militantes en la clandestinidad». Una última cifra que fue luego desmentida por el Gobierno español. En lo que va de año, Francia ha detenido a 22 etarras, y España a 13.
En nuestro país, la Policía y la Guardia Civil están en «máxima alerta» desde el robo de las armas. Así lo aseguró ayer horas antes de esta detención la vicepresidenta, María Teresa Fernández de la Vega, después de que el popular Ángel Acebes le preguntara sobre «las consecuencias» anunciadas por Zapatero tras este rearme de ETA. Y es que el proceso de paz ha sido una semana más motivo de enfrentamiento entre el Gobierno y el PP en el Congreso.
De la Vega respondió también que «a quien comete un delito se le aplica la ley. Con violencia no hay avance». Acebes, por su parte, reiteró que «quien se está rindiendo no es ETA, sino el Gobierno. ETA es más fuerte, tiene más armas, dinero y miembros».
Fuentes del Ejecutivo matizaron horas después las palabras de De la Vega, subrayando que la Policía no ha dejado de estar «en máxima alerta, como siempre», durante todo el alto el fuego.
ETA justifica la violencia
En el último número de Zutabe (boletín interno de ETA), la banda justifica la kale borroka, alegando que es «una respuesta lógica» a «los ataques policiales y judiciales».
Por otro lado, la Ertzaintza detuvo ayer a cinco jóvenes, menores de 20 años, acusados de actos de kale borroka el 10 de noviembre en Bilbao. El consejero de Interior vasco, Javier Balza, explicó que estos jóvenes no han sido arrestados por el intento de agresión de ese día a un policía municipal, «sino por su participación en las algaradas que hubo en Bilbao».
María San Gil: «Pensé, vaya broma macabra»
El fiscal pidió ayer 30 años de cárcel para Francisco Javier Gaztelu, Txapote, por el asesinato, en 1995, del concejal del PP en San Sebastián Gregorio Ordóñez. La primera testigo en declarar fue la presidenta del PP Vasco: «Todo ocurrió en un segundo. Cuando vi la pistola en la nuca de Gregorio pensé: menuda broma macabra». Tras terminar su declaración, lanzó una dura mirada a Txapote, que optó por desviar la vista y levantar las cejas.
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