El último invierno en Cantabria (diciembre 2012-febrero 2013) fue, con 633 milímetros (mm) —633 litros por metro cuadrado—, el más lluvioso desde el de 1950-1951, hace 62 años, aunque las temperaturas fueron "normales".

La "extraordinaria humedad" provocó que, a pesar de la normalidad de las temperaturas, la sensación térmica fuera de frío, según ha informado este lunes en una rueda de prensa la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET).

De los tres meses analizados, el mes más frío fue febrero, mientras que diciembre fue "normal" y enero "muy cálido" en cuanto a las temperaturas.

Por otra parte, el volumen de precipitaciones registradas estos meses fue un 172 por ciento respecto a la media del periodo 1971-2000.

PRIMAVERA

Ya en lo relativo a las previsiones para la primavera, la AEMET ha explicado que esta estación es un "periodo de cambio con grandes contrastes", con "sol, lluvia, frío y calor en el mismo día".

Ha señalado que, paulatinamente, el dominio de los terrales, un tipo de viento, va dando paso a otros "de procedencia marítima" y el clima "se suaviza" tanto en temperatura como en viento y precipitación.

Esto da lugar, según la AEMET, a una "mayor duración del tiempo estable" con vientos del nordeste, aunque alternando con episodios de tiempo "casi invernal que suelen aparecer con la misma brusquedad con que desaparecen, especialmente en abril".

"En una misma jornada se puede pasar calor, con tiempo soleado y viento del sur, muy cálido en esta época del año, y a las pocas horas estar con fuerte viento, lluvia o granizo y temperaturas casi invernales", ha retirado.

La AEMET señala que, debido a la presencia del mar, que todavía guarda buena parte del frío del invierno, se producen numerosas nieblas matinales costeras y en las desembocaduras de los ríos, que a veces penetran en la franja litoral formando espesos bancos.

A medida que avanza la primavera son más frecuentes las tormentas, sobre todo en el interior. También al final de primavera son típicas las lloviznas en el litoral oriental.