La nueva estación de transferencia de Santesteban recibirá 8.000 toneladas de residuos biodegradables

Esparza inaugura esta planta de tratamiento de residuos que ha contado con una aportación del Gobierno de 2 millones de euros

La nueva estación de transferencia de Santesteban recibirá 8.000 toneladas de residuos biodegradables de 22.000 habitantes del norte de Navarra. Esta planta de tratamiento de residuos ha contado con una aportación del Gobierno foral de 2 millones de euros.

El consejero de Desarrollo Rural, Medio Ambiente y Administración Local del Gobierno de Navarra, José Javier Esparza, ha participado este viernes en Santesteban en la inauguración de la estación de transferencia de residuos de la zona norte, promovida por el Consorcio de Residuos de Navarra (cuya presidencia ostenta el consejero Esparza) para gestionar el transporte de los resíduos biodegradables de la zona.

En el acto, según ha informado el Ejecutivo navarro en una nota, han participado también el alcalde de Santesteban, Miguel San Miguel, el director general de Administración Local, Patxi Perez, y el gerente de la sociedad pública NILSA (entidad gestora del consorcio), Andrés Sola.

Esta es la tercera planta de este tipo construida, tras las de Tafalla y Sangüesa: son los lugares a los que las diferentes mancomunidades trasladan su basura y donde se compacta antes de su destino final en la planta de tratamiento de 'El Culebrete', en Tudela. Con la construcción de estas plantas, ha destacado el Gobierno foral, se asegura que el destino final del residuo es un centro con tratamiento adecuado, según las normativas europeas, y la eliminación de los vertederos locales.

La planta que se ha inaugurado recibe los residuos procedentes de la zona norte, concretamente de las mancomunidades de Bortziriak, Malerreka y del Ayuntamiento de Baztan: alrededor de 8.000 toneladas anuales, generadas por 22.000 habitantes. En ella se prensan los residuos, reduciendo su volumen mediante un sistema de compactación en tolvas.

El consejero Esparza ha señalado que "uno de los objetivos del consorcio es dotar a todos los navarros de un sistema de recogida y tratamiento de residuos único, homogéno, con el mismo coste en cualquier punto del territorio foral y conforme a la normativa europea". Asimismo, ha solicitado "la colaboración de todos para, con el mayor consenso, alcanzar el objetivo para 2020 de la eliminación de los vertederos".

La construcción de esta estación de transferencia ha tenido un coste de 2,5 millones de euros, de los que 2 millones han sido aportados por el Gobierno de Navarra a través del Plan de Inversiones Locales 2009-2012, y el resto, por el Consorcio de Residuos de Navarra. Los costes de mantenimiento de la estación y el transporte de residuos serán financiado con cargo a la recaudación de la tasa consorcial gestionada por el propio Consorcio.

Recogida y tratamiento

El Gobierno de Navarra ha explicado que los camiones de recogida de las localidades, con una capacidad de seis toneladas, acuden a descargar a la planta de transferencia que geograficamente les corresponda (Tafalla, Sangüesa o Santesteban).

Allí vacían su contenido en unas tolvas, de las que únicamente se apartan los voluminosos que no caben en el sistema. Mediante una prensa, la basura es compactada, lo que permite reducir su volumen. De allí, se transportan en camiones de 20 toneladas hasta la planta de biometanización de 'El Culebrete'.

Anteriormente, los camiones de recogida de las mancomunidades transportaban la basura hasta sus propios vertederos o al de Góngora. Con la puesta en marcha de las estaciones de transferencia, según ha destacado el Ejecutivo navarro, el número de viajes se ha reducido a la mitad por la mayor capacidad de los camiones, lo que supone la reducción de dos tercios de las emisiones de CO2 y un importante ahorro en los costes de transporte.

Los residuos recibidos en Santesteban tienen como destino final la planta de biometanización de 'El Culebrete, donde pasan por un primer tratamiento mecánico del que se obtienen tres flujos: uno de materia orgánica, otro de inertes recuperados (bricks, papel, aluminio) y otro de rechazos no reciclables.

El flujo de materia orgánica se somete a un proceso de acondicionamiento para ser introducido en un digestor, en el que, en ausencia de oxígeno y con ayuda de agitación, se producen las condiciones favorables para su biometanización. Después de este proceso, los gases obtenidos se someten a un pretratamiento. El gas finalmente resultante, rico en metano, se utiliza para generar electricidad mediante su combustión en un motor.

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