Juzgan este lunes asesinato de un joven presuntamente a manos de su amante, el marido y un sicario

El fiscal pide un total de 66 años de cárcel

La Audiencia Provincial acoge a partir de este lunes la vista oral con tribunal de jurado contra un matrimonio que planeó en 2010 la muerte de un joven de 25 años con quien el hombre tenía fuertes desavenencias por una deuda económica y por mantener una relación sentimental con su mujer. Para ejecutar el asesinato contrataron presuntamente a un sicario, que también está procesado en la causa que se juzga en la Sección Primera.

La Fiscalía interesa penas individuales de 22 años de prisión para cada uno de los tres acusados ya que considera que el matrimonio compuesto por J.J.G.S. y C.C.A. contactó con A.M.L., vecino de la víctima desde que ambos eran niños y a quien ofreció 20.000 euros por participar en el crimen disparándole. En el caso de los dos hombres, interesa, además, 18 meses de cárcel por sendos presuntos delitos de tenencia ilícita de armas.

Según recoge el escrito de calificación, J.J.G.S. "sentía una fuerte animadversión" hacía el fallecido, J.A.C.R., ya que, al parecer, este le adeudaba dinero y mantenía una relación sentimental con su mujer, por lo que contactó con el otro procesado, a quien propuso "darle un escarmiento".

A.M.L. aceptó presuntamente colaborar y "consintió en atentar" contra la víctima con un arma después de que le ofreciera 20.000 euros "por dispararle" y le comunicase que estaba "buscando un sitio y ocasión propicios" para el crimen. Así, un día antes de perpetrarlo, el 21 de marzo de 2010, recibió el arma y un adelanto de 1.000 euros.

Mientras, J.J.G.S., "con el fin de asegurarse un encuentro con J.A.C.R. por la noche y en un lugar despoblado", habló con su esposa y le dijo que "conocía su infidelidad" al tiempo que la "convenció para que traicionase a su amante y sirviese de cebo citándose con él", favoreciendo, de este modo, el ataque contra su integridad física.

Según el fiscal, una vez puestos de acuerdo los tres procesados, para evitar ser descubiertos por el "inevitable" rastreo policial de llamadas tras el asesinato y siguiendo instrucciones de J.J.G.S., el sicario compró un móvil de prepago para que la mujer concertase la cita a través de la que iban a ejecutar su plan.

Horas antes del crimen, los tres se citaron en el domicilio del matrimonio, ubicado en Níjar, y, allí, J.J.G.S. sacó una escopeta con cartuchos de un falso techo de escayola que entregó a A.M.L. A continuación, ya de madrugada, los tres subieron a un vehículo con los cristales tintados y pusieron rumbo al paraje El Acebuchal "aprovechando que era poco probable que hubiese tránsito de personas".

"EMBOSCADA"

Según recoge el escrito de acusación, al llegar al lugar, el hombre le dijo a su esposa que llamase a la víctima desde el móvil de prepago y que, para que no sospechase de una posible "emboscada", le dijese que usaba ese número de teléfono para que su marido "no descubriese la relación que ambos mantenía". La excusa para la cita fue "llamar a una mujer del pueblo que estaba divulgando que eran amantes", por lo que le pidió que trajese "todos sus propios teléfonos".

J.J.G.S. y A.M.L. se ocultaron presuntamente detrás de unas chumberas a escasos metros de su vehículo y "sentados en unos neumáticos y portando guantes de látex", esperaron a la llegada de la víctima y a que esta bajase de la furgoneta en la que acudió. Cuando él llegó, y siguiendo las instrucciones de su marido, C.C.A. intentó que este se apease y se negó a subirse ella mientras le pedía los móviles.

Esta actitud, según el Ministerio Público, levantó las sospechas de J.A.C.R., quien asió de la cintura a la mujer al tiempo que los dos procesados salían de su escondite al grito de "cabrón, ¿y mi dinero?". Mientras que el sicario "encañonaba" a la víctima, quien "solo decía por favor, por favor" e intentaba protegerse con el cuerpo de C.C.A., el otro procesado "tiró de la bata de la mujer y tiró de ella, cayendo los amantes al suelo".

EJECUCIÓN

En ese momento, cuando "J.A.C.R. estaba privado de protección física", A.M.L. efectuó un primer disparo supuestamente que le alcanzó en el cuello y le hizo caer herido. "Viendo que aún se encontraba con vida —añade el fiscal— J.J.G.S. le gritó 'mátalo, mátalo que si se queda vivo, te mata su familia o la mía, que son gitanos". A.M.L. se acercó a él, que yacía en el suelo, y le disparó "en la cabeza a medio metro de distancia".

El escrito recoge, asimismo, que la mujer fue la encargada de deshacerse de los objetos que podían incriminarles y cogió los teléfonos de la víctima del salpicadero de la furgoneta y los troceó. Los tiraron por la ventanilla del turismo al igual que los guantes de látex. El arma homicida, sin embargo, fue encontrada por la Guardia Civil durante el registro del domicilio del matrimonio, oculta en el interior de un altavoz.

Ambos, para "fingir que no tenían nada que ver con los hechos", se dirigieron al puesto de la Guardia Civil de Níjar e "inculparon" a A.M.L., en cuyo coche se encontró el dinero del adelanto por el encargo, "de la autoría exclusiva del asesinato".

El fiscal sostiene que, si bien J.J.G.S. estaba "enfadado por el comportamiento" de J.A.C.R., dicho estado anímico "no le impedía comprender en ningún caso la gravedad del hecho que iba a cometer, ni le nubló el conocimiento como para no poder planificar el crimen.

Sobre su mujer, asegura que, "pese a tener una relación sentimental con la víctima, se prestó a citarse con él y conocía el ataque de que iba a ser objeto en condiciones que debilitaban su posible defensa".

El Ministerio Público va a solicitar que los tres procesados indemnicen conjuntamente con 300.000 euros a las hermanas y con otros 300.000 euros a los padres del fallecido, quien murió "de forma irremediable al destruir el disparo a tan corta distancia centros vitales encefálicos".

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