Los albanos tienen que sobornar al personal médico en hospitales con condiciones pésimas

  • Apenas hay medicamentos en los centros y las condiciones higiénicas son desastrosas: tuberías rotas, paredes ennegrecidas por la humedad, etc.
  • Se ha reducido el número de centros y los habitantes de las zonas más lejanas tienen que caminar durante varias horas para llegar al ambulatorio.
  • "Desgraciadamente, los dirigentes de los hospitales son militantes de partido, que cambian siempre que hay elecciones", indica un cargo de Sanidad.
Pabellón de Cirugía General del Centro Hospitalario Universitario Madre Teresa (QSUT), el más importante de Albania.
Pabellón de Cirugía General del Centro Hospitalario Universitario Madre Teresa (QSUT), el más importante de Albania.
EFE
Pabellón de Cirugía General del Centro Hospitalario Universitario Madre Teresa (QSUT), el más importante de Albania.

La mala gestión y la corrupción que impera en la sanidad pública han agravado aún más las miserables condiciones de los hospitales de Albania, en los que no hay medicamentos, las condiciones higiénicas son desastrosas y los enfermos deben sobornar al personal para ser atendidos.

Durante el régimen comunista, si bien falto de recursos, el servicio sanitario era gratuito y cubría incluso los pueblos más lejanos.

Pero, más de veinte años después de la apertura política y económica del país, lejos de mejorar, la Sanidad albanesa se ha deteriorado a pasos agigantados: ahora los habitantes de las zonas más lejanas deben caminar varias horas para llegar a un ambulatorio pues se ha reducido el número de centros sanitarios y el tratamiento recibido depende de las posibilidades del paciente de sobornar a los médicos.

De los 42 hospitales públicos de Albania, el mayor es el Centro Hospitalario Universitario Madre Teresa (QSUT) adonde acuden los enfermos de la capital y al que son dirigidos los casos más graves del resto del país.

En las áreas de esparcimiento del complejo, gestionadas por empresas privadas, hay decenas de lujosos cafés, cadenas de comida rápida, farmacias y hasta talleres de reparación de automóviles.

Todas estas imágenes contrastan con la esencia del hospital: el estado de los edificios, sus habitaciones y la atención al paciente, es decir, todo lo que depende de la financiación pública.

El aspecto del hospital

Algunos de los pabellones del hospital, construidos en la década de 1930 del siglo pasado, evocan escenas de la Segunda Guerra Mundial.

Habitaciones superpobladas cuyas paredes están ennegrecidas por la humedad; tuberías de agua rotas; manchas amarillas de orina que se filtra de los desagües; son escenas habituales en el pabellón Número 2 de Cirugía General, que atiende a enfermos recién operados.

"Como si no bastase la operación del estómago, temo que haya cogido una infección en la laringe por el moho", se queja a Efe Hasan Ymeri, que lleva un mes internado.

Por los corredores, llenos de colillas y de suciedad incrustada en el suelo, deambulan mendigos, vendedores ambulantes y hasta fotógrafos que ofrecen retratos al paciente para perpetuar su desgracia.

Un problema de dinero

Además de los dolores físicos, los enfermos deben soportar el sufrimiento que provoca la imposibilidad de poder comprar los caros medicamentos, ausentes en el hospital, inclusive los de quimioterapia, y de tener que sobornar a cirujanos y enfermeras, cuyos sueldos medios rondan los 500 y 300 euros mensuales, respectivamente.

Actualmente, sólo el 25% de los albaneses paga el seguro médico, lo que obliga al Estado a subvencionar el sector con 300 millones de dólares al año, el 9% de los presupuestos generales.

"He pagado regularmente el seguro, pero aquí no sirve. Solo hoy, he gastado 25 euros en medicinas para mi mujer que he tenido que comprar afuera", denuncia Agron Dervishi, cuyo sueldo apenas supera los 150 euros mensuales.

Él mismo es una víctima del deficiente sistema sanitario albanés, pues en su ciudad natal un cirujano dañó sus tripas mientras le extirpaba un apéndice que, según cuenta, resultó que estaba sano.

El complejo hospitalario Madre Teresa, con 1.200 camas, 2.600 empleados y una deuda de 17,5 millones de euros, dispone de un presupuesto anual de 24 millones para la compra de medicamentos y material hospitalario, mientras que sus necesidades reales se calculan en 38 millones de euros.

Culpan a la mala gestión

La falta de medicamentos en los hospitales está relacionada con los prolongados procedimientos de licitación y la mala gestión de estos centros, según explica Pellumb Pipero, alto cargo del Ministerio de Salud.

"Desgraciadamente, los dirigentes de los hospitales son militantes de partido, que cambian siempre que hay elecciones", indica Pipero.

"El hospital es como una vaca que todos quieren ordeñar: los partidos políticos, los médicos, los enfermeros y hasta las mujeres de la limpieza, todo a costa de los enfermos", afirma el cardiólogo Arben Baboçi.

Mientras tanto, los más adinerados se dirigen a las modernas clínicas y hospitales privados que hacen publicidad en grandes carteles colocados en las calles de Tirana y que la inmensa mayoría de la población no puede permitirse.

"Todos sabemos de la falta de dinero, infraestructura, aparatos y laboratorios, pero el mayor desafío es cómo restablecer la confianza del paciente hacia el médico", reconoce Dine Abazi, el presidente del colegio de médicos, que reclama también una verdadera "profesionalización" de la atención sanitaria.

En Albania, los médicos son percibidos como la profesión más corrupta, después de la de juez, según las encuestas de Transparencia Internacional.

Pese a ello parece que la gente se ha acostumbrado a este fenómeno, añade Abazi, ya que no se ha presentado ninguna denuncia por corrupción contra los médicos.

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