Mónica A.: "No puedes denunciar al colegio a la primera de cambio. Hay un proceso"

Mónica A, en la puerta del colegio Ramar, con el auto judicial en el que reconocen que no hicieron lo que debían para frenar el acoso de su hijo.
Mónica A, en la puerta del colegio Ramar, con el auto judicial en el que reconocen que no hicieron lo que debían para frenar el acoso de su hijo.
MIQUEL TAVERNA
Mónica A, en la puerta del colegio Ramar, con el auto judicial en el que reconocen que no hicieron lo que debían para frenar el acoso de su hijo.

Mónica A. consiguió en enero la mayor indemnización por acoso escolar en una conciliación judicial. Maestra, de 39 años y con tres hijos menores, vive en Sabadell a metro y medio del colegio que les indemnizó tras admitir ante el juez no haber hecho lo suficiente para evitar que su hijo R. fuera maltratado por sus compañeros durante dos años.

¿Por qué denunció al colegio?

El primer abogado que consultamos nos dijo que si el niño no había perdido ningún miembro del cuerpo y no podíamos demostrar que le habían tirado por las escaleras, no había nada que hacer, porque el maltrato psicológico era muy difícil de probar.

Usted no desistió...

Escuché la sentencia contra el colegio Amor de Dios de Alcorcón. Me puse en contacto con su abogado. Le llamé y me advirtió de que había que demostrar al juez que el acoso había ocurrido y que el cole no había hecho nada por evitarlo. Precisamente como estas cosas ocurren en el cole y tú no estás ahí dentro es muy difícil de demostrar. Hicimos un peritaje imparcial, el niño dio un 96-99% de tasa de acoso. Se vio que era un caso auténtico.

¿Qué documentos necesitó para probar que el colegio no había actuado apropiadamente?

Lo primero, el escrito de que habíamos denunciado el caso a la inspección, también el informe de nuestro psicólogo. Además, tuvimos que escribir todos los hechos tal y como los habíamos vivido. Es un rosario. Te tiras una hora llorando y cinco minutos escribiendo. El abogado estudió el caso y vio que había posibilidades aun cuando no tuviéramos tantas pruebas como la madre del Amor de Dios, que incluso grabó conversaciones con el móvil. Nosotros no tuvimos tanta picardía, queríamos arreglar el problema.

¿Resulta caro llevar a un colegio a los tribunales?

Litigar es muy caro. Nosotros tuvimos que ampliar la hipoteca. Solo comenzar fueron 5.000 euros. Más estancias en hotel en Madrid, de donde era nuestro abogado, desplazamientos... Otra compañera del centro con el mismo problema no pudo siquiera proponérselo. Es una pena. Esto no debería de ser así. Hicimos cuentas y nos gastamos 22.000 euros (Fueron indemnizados con 30.000).

¿Merece la pena?

Económicamente no merece la pena. Nada paga lo que hemos pasado, ni la asistencia psicológica de mi hijo, tres o cuatro día sen semana, las idas y venidas, faltar al trabajo por depresión, no comer, no dormir o el daño psicológico a nuestra hija pequeña, que se tiró un tiempo largo pintando caras tristes por todo el pasillo de casa.

¿Qué han ganado entonces?

Quisimos ir a juicio para demostrar que no supieron actuar, que las víctimas éramos nosotros. Entonces nos ofrecieron reconocer su responsabilidad delante de un juez, no en un cuarto trastero, y aceptamos, para evitar a nuestra familia dos años más de padecimiento.

¿Recomienda denunciar?

No puedes denunciar al centro a la primera de cambio. Hay un proceso, soy de las que creo que el centro debe afrontar con diligencia y prontitud un caso de acoso y ponerle remedio. Si no funciona eso entonces sí, recomiendo denunciar.

¿En qué falló en el colegio?

A mi hijo, que tenía un pequeño retraso en el lenguaje, le colgaron la etiqueta y empezaron a burlarse de él. La tutora no veía nada porque miraba para otro lado. No supo cortar de raíz un primer insulto. Ni la dirección, ni la inspección hicieron nada. Cuando orientación empezó a actuar dos años después ya era muy tarde.

¿Cómo aguantó dos años de maltrato?

Es que el tema de la acoso es progresivo, desde que empiezan las sospechas, los padres observan, pero no podemos ver lo qué ocurre en el centro. Allí dicen que es cosa de niños. Nuestro hijo se acostumbra a callar, porque le tienen amenazado, normaliza su situación y cree que su papel es aguantar lo que le echen. Conforme crecen, la agresividad va a más.

Ustedes sacaron a R. del colegio, finalmente

Sí, porque en 2009 le regalaron por su cumpleaños una paliza. Estuvo una semana sin ir al colegio y nadie nos llamó, vimos que no estaban preocupados por él.  Cuando preguntamos a la tutora  por qué no acudió a auxiliarle cuando la paliza nos contestó que "tenía cosas más importantes que hacer".

Y la dirección...

Descubrí, y mira que soy maestra, que había un gran corporativismo en la profesión y una defensa férrea de la institución. Decidieron que un caso así les iba a dañar la imagen y lo querían ocultar.

¿Cuál es su consejo para las familias que se encuentren en una situación similar?

Que se trabaje la prevención desde la familia. Si se dan cuenta de que su hijo o hija baja el rendimiento, de que manifiesta pérdida de interés por participar, inapetencia de comer, pueden ser cosas pasajeras, pero también pueden ser claves. Intentar que no se sientan culpables y favorecer cauces de comunicación entre padres e hijos. Todo para que no pase lo de un niño que me contaron que solo se lo contó, con 14 años, a las psicóloga cuando ya había intentado suicidarse tomando pastillas.

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