River Phoenix 'resucita' en la Berlinale, pero problemas legales dificultan su llegada a los cines

  • El director George Sluizer ha expuesto 'Dark Blood', la última película del actor, que murió, en 1993, diez días antes de que finalizase el rodaje.
  • No saben si podrá estrenarse en salas por un contencioso con la aseguradora.
  • "No hemos llegado a un acuerdo. Tal vez lo consigamos, tal vez no", dijo Sluizer.
El director de cine holandés George Sluizer posa para los medios durante la presentación de 'Dark Blood', durante la 63 edición de la Berlinale que se celebra en Berlín, Alemania.
El director de cine holandés George Sluizer posa para los medios durante la presentación de 'Dark Blood', durante la 63 edición de la Berlinale que se celebra en Berlín, Alemania.
Sven Hoppe / EFE
El director de cine holandés George Sluizer posa para los medios durante la presentación de 'Dark Blood', durante la 63 edición de la Berlinale que se celebra en Berlín, Alemania.

El actor River Phoenix, fallecido en 1993, ha resucitado, este jueves, en la gran pantalla de la Berlinale gracias a la exhibición de su última película, Dark Blood, del director George Sluizer, que aún no se había acabado de rodar a su muerte y cuyo estreno en salas comerciales no está asegurado por motivos legales.

Tras el visionado de la película, en la sección oficial pero fuera de competición, Sluizer reconoció que no tiene claro si podrá estrenarse debido a un contencioso con la aseguradora bajo cuya custodia quedó el material. "No hemos llegado a un acuerdo. Tal vez lo consigamos mañana, tal vez no lo consigamos. No lo sé", lamentó el holandés.

Veinte años después del inicio del rodaje, Dark Blood ha superado varios obstáculos. El primero, sin duda, la muerte de Phoenix a los 23 años, de una sobredosis en una discoteca, por aquel entonces propiedad de Johnny Depp, diez días antes de que terminasen las grabaciones. Esto hizo que los rollos quedasen depositados en una compañía de seguros, el siguiente escollo que debió salvar su director.

"De pronto me enteré, hacia 1999, de que la compañía de seguros donde habían quedado depositados los rollos iba a destruirlos y decidí actuar deprisa para recuperarlos", explicó Sluizer, que estuvo acompañado en la Berlinale por el protagonista masculino de la cinta, Jonathan Pryce. Consiguió hacerse con el material o, al menos, con parte de él, pero no reanudó el trabajo en la película.

Una enfermedad, en 2007, le hizo querer acabar su trabajo. "Me diagnosticaron un aneurisma y creí que iba a morir", dijo. No obstante, se retrasó otros dos años hasta que estuvo completamente recuperado. Sin embargo, la tarea fue difícil por la desaparición de algunos rollos de cinta que habían sido almacenados.

Ahora, Dark Blood deberá tratar de superar la que parece su última prueba: el litigio con la aseguradora. No obstante, el octogenario cineasta no se muestra muy optimista: "Estamos hablando de otras dimensiones. De gente que no entiende de cine o cultura y que solo les preocupa el dinero. Mucho dinero, por lo demás".

En cuanto al filme, comienza con una advertencia al espectador del propio director en la que explica que el rodaje está inacabado y destaca el futuro que tenía por delante el hermano del también actor Joachin Phoenix. Después, empieza la historia de un matrimonio que se queda tirado con su Bentley en una carretera intransitada. Él (Pryce), decide esperar en el coche, mientras su mujer (Judy Davis) opta por dirigirse, en medio de la noche, hacia la luz de una cabaña, donde vive Boy, un viudo encarnado por River Phoenix.

Se narra de esta forma la historia de seducción entre la mujer y el joven y la rivalidad de este con el marido, completado con la voz de Sluizer, que relata lo que se habría visto en las escenas inconclusas si el actor no hubiese muerto. Además, no falta el punto macabro del destino en una secuencia en la que el personaje que encarna Davis define al chico como un joven prematuramente muerto.

La exhibición de Dark Blood completó la jornada de la sección oficial de este jueves, penúltima de la Berlinale, cuyo único filme a competición ha sido Uroki Garmonii (Harmony Lessons), que discurre en una recóndita escuela rural y que supone el debut como director de Emir Baigazin, nacido en 1984, y también el primer filme de Kazajistán a competición en la Berlinale, que generó ovaciones en el pase para la prensa.

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