¿El debe? Un matrimonio de 18 años roto por el alcoholismo («muchos cubatas cada día, desde los 14 años»), una familia que no quiere ni verle («a veces me encuentro a mi hijo pequeño, pero el mayor no quiere saber de mí»), seis años en la calle... «Cambiaría toda mi vida. La he tirado a la mierda».Recuerda al detalle la primera noche sin techo. «¡Cómo para no recordarla! Me la tiré andando, sonámbulo, sin saber dónde estaba, sintiéndome abandonado, preguntándome una vez y otra vez por qué me pasaba a mí, por qué no lo hice mejor».
Ahora está ilusionado. Hace un año conoció a una chica, sin techo como él, y desean ejercer el derecho a soñar. «Tenemos esperanza. Queremos empezar de cero y volver a ser como cualquier otro ciudadano de calle».
¿Quién es el enemigo?Manuel lo tiene claro: «La Policía te presiona y otros que duermen en la calle pueden ser peligrosos; a mí me dieron una paliza para robarme la cartera, pero los peores son las otras personas, la gente normal... Nos hunden aún más en vez de ayudarnos a levantar cabeza. Quiero que me vean como a una persona, no como a un perro».
Próxima entrega... J. C. Morales: «Mi madre me entregó en adopción a los 8 años. Mis hermanos me llamaban bastardo».
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