Cada vez menos escolares vascos eligen la asignatura de religión

El 55% de alumnos estudian esta materia optativa, pero cada año son un 1% menos. En primaria la prefieren el 57%, pero cuando llegan al bachillerato sólo el 50%. Vizcaya, la más religiosa.
La religión católica gotea en los colegios vascos. Los alumnos o sus familias eligen libremente si quieren recibir esta asignatura, y cada curso, la escogen un 1% menos. El año pasado, 102.109 escolares vascos se decidieron por esta materia, el 55,3% del total. En el curso 2003/2004 eran el 57%. Los escolares vizcaínos son los que más dan religión. La prefieren el 62%, lo que representa a 59.207 chavales.

Como es de esperar, la asignatura se explaya más en la privada. En Euskadi, la pide el 74% de sus alumnos, mientras que sólo el 34% de los de la pública elige estudiarla. Además, hay muchos colegios que ni siquiera imparten la asignatura. Son el 30% de los 469 públicos y el 14,6% de los 240 privados que hay en Euskadi.

La ley dice que todos los centros deben impartir esta asignatura si uno o más alumnos la solicitan en primaria, secundaria o primero de bachiller. Desde el Departamento de Educación, aseguran que si en esos colegios no se da religión es porque nadie lo ha pedido.

Pero la asociación Bagara, que agrupa a familias católicas, disiente. «Muchos centros que no imparten religión reciben peticiones, pero las ignoran argumentando que son laicos. Eso es ilegal», denuncia Ramiro Pascual, portavoz de Bagara.

Cuenta que este verano diez alumnos del instituto Mendizabala de Vitoria solicitaron dar clase de religión, pero el centro se negó. «El director decía a los alumnos que no salía grupo... y al final tuvo que venir el inspector para que se reconociera el derecho», relata.

La religión en Euskadi es más cosa de los pequeños. En primaria la elige el 57%, al llegar a secundaria baja al 53,4%, y para bachiller, solamente el 50,8%.

Dependiendo de cada elección

Si la religión gotea, lo hace sobre la frente de sus profesores. Éstos, que en la pública vasca no son curas ni monjas, piden un contrato indefinido para garantizar que si en su centro no sale grupo de religión, puedan ir a otro. «Esto ha cambiado. Ahora llevo a mis alumnos a visitar mezquitas y les explico que la religión está en todo, incluso en la cerveza San Miguel», bromea el profesor José Ramón Ibernia. Sabe que si sus alumnos no eligen religión, él se va a la calle.

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