Pintar la casa es un elemento básico de la decoración del hogar. Sobre la base del color y la técnica que elijamos se construye el resto de la decoración. Lejos queda la fiebre que contaminó todas las casas españolas durante años, el gotelé, que tanto trabajo costó luego eliminar de las paredes.

Conviene pues saber qué recursos y técnicas tenemos para pintar con acierto; algunas pueden hacer que el color elegido sean más o menos espectacular en su resultado final.

Nosotros mismos

Como explican desde Mapfre Hogar, hay técnicas fáciles de aplicar y otras que mejor será dejarlas en manos de los profesionales. Entre las más sencillas y populares está el esponjado. Se trata de conseguir cierto efecto óptico de profundidad y volumen. La aplicación es sencilla pero algo pesada ya que ha de hacerse dando pequeños golpecitos con la esponja sobre la pared.

Para un mejor resultado conviene utilizar pintura satinada mate o pintura al agua. Además de sencilla y fácil de llevar a cabo, es una técnica perfecta para tapar las imperfecciones de las paredes.

Original y también fácil es la técnica del craquelado. Este procedimiento se logra utilizando una mezcla de polvo de tiza y pintura acrílica. El resultado es una pared que da la sensación de agrietado.

Llamar a un profesional

Pero no todo es tan sencillo. Hay al menos tres técnicas que mejor será dejar en manos de un pintor profesional: el estuco, el difuminado y la técnica de patinas.

El estuco aplicado a las paredes es una técnica complicada. No se lleva a cabo con pintura sino con una pasta elaborada a base de cal y mármol pulverizado. No debemos recargar con demasiados colores o elementos, ya que es un tipo de pintura que decora por sí misma.

La técnica del difuminado se usa menos. En ese caso es necesario utilizar una pistola que degrada el color desde su estado más intenso hasta el tono más suave. Por eso mejor que lo haga un pintor, que tendrá la herramienta necesaria y sabrá manejarla.

Finalmente, la técnica de patinas nos servirá para lograr efectos de aguas, siempre en paredes lisas. Dominando la técnica se puede conseguir incluso una imitación de marmolado. Hoy es una técnica menos habitual, pero durante una época fue de las más utilizadas.