El Borbón que fue mecenas de artistas como Goya y al que impidieron ser rey

  • La exposición "Goya y el Infante Don Luis: el exilio y el reino" reúne las pinturas que el hermano de Carlos III patrocinó al ser apartado a la fuerza de la linea dinástica.
  • Fue obligado a casarse con la hija de un mayordomo, a renunciar a sus distinciones y a vivir fuera de la Corte porque podía acceder al trono a la muerte del rey.
  • La muestra, en el Palacio Real de Madrid, reúne las obras pintadas con el mecenazgo del noble triste y deprimido, entre ellas cuadros de su gran amigo Francisco de Goya.
El infante Don Luis, sentado a la izquierda, pintado por Goya, contratado al inicio de su carrera por el mecenas
El infante Don Luis, sentado a la izquierda, pintado por Goya, contratado al inicio de su carrera por el mecenas
Fundación Magnani-Rocca, Parma, Italia
El infante Don Luis, sentado a la izquierda, pintado por Goya, contratado al inicio de su carrera por el mecenas

Es una de esas figuras tristes y con deje de tragedia que se esconden en los rincones de las complejas líneas dinásticas reales, con frecuencia dadas a la crueldad y la venganza. Luis Antonio Jaime de Borbón y Farnesio (1727-1785), uno de los hijos del Rey Felipe V de España, era demasiado culto y estaba demasiado bien situado en los puestos de salida para ocupar el trono. Además, era desobediente y abandonó la carrera eclesiástica que habían construido a la medida para quitarlo de enmedio.

La exposición Goya y el Infante Don Luis: el exilio y el reino, en cartel en el Palacio Real de Madrid hasta el 20 de enero de 2013, permite ahondar en el personaje, una persona ilustrada, amiga de artistas y con afanes intelectuales, que se convirtió en uno de los grandes mecenas españoles del siglo XVIII con su apoyo sin condiciones a creadores necesitados. Entre ellos destacan los pintores Francisco de Goya y Luis Paret y el músico Luigi Boccherini.

Era un peligro para el Rey

El Rey Carlos III, hermano mayor del infante Don Luis, consideraba a éste un peligro. Aunque en principio estaba situado lejos de la posibilidad de alcanzar el trono, la situación cambió cuando murieron el resto de hermanos y hermanastros que le precedían y empezó a mencionarse la posibilidad que los hijos del rey, todos nacidos fuera del territorio español, no pudiesen acceder a la corona por el mal efecto que acusaría el mandato de extranjeros.

Para empeorar la situación, Don Luis renunció con estruendo a la carrera esclesiástica que le habían diseñado forzando la maquinaria e influyendo ante la Santa Sede. Desde los ocho años, el infante era cardenal arzobispo de Toledo y Primado de las Españas, y desde los 14 también ocupaba el arzobispado de Sevilla. En 1754 abandonó esas funciones porque, según justificó ante el Rey y el Papa, no tenía vocación religiosa y prefería la música, el tiro, la caza y la esgrima.

La primera 'burbuja', en Boadilla

Liberado de las sotanas, montó sus primeras burbujas culturales, primero en Chincón y luego en Boadilla del Monte, donde encargó la construcción de un palacio neoclásico —diseñado por el mejor aqrtuitecto de la época, Ventura Rodríguez— en el que atesoraba obras de arte, daba conciertos y acogía a creadores de todas las disciplinas.  Su hermano el rey mantenía a una prolija servidumbre y pagaba todos los gastos, acaso para mantener al pretendiente satisfecho y manso.

Aunque Don Luis había mostrado al monarca que deseaba casarse, Carlos III se lo impidió una vez tras otra porque temía que la descendencia fuese otro problema añadido a la sucesión. Condenado a mantener la soltería, Don Luis mantuvo relaciones con numerosas mujeres plebeyas y cortesanas, tuvo hijos ilegítimos con algunas y contrajó una enfermedad venerea (posiblemente sifílis), antes de que finalmente el Rey le obligase a casarse con María Teresa de Vallabriga y Rozas, hija de un mayordomo de la Corte.

Matrimonio morganático

Fue una unión morganática con una mujer de un escalón social inferior, lo que cerraba para siempre las posibles pretensiones del Infante al trono. Por si no quedaba claro, Carlos III obligó a su hermano a renunciar a sus honores y distinciones y a que los hijos de la pareja —que serían tres— llevasen los apellidos de la madre. También condenó al noble ilustrado a exiliarse a perpetuidad de la Corte madrileña.

Triste, deprimido y sometido a los reproches de su mujer, que no soportaba el exilio, Don Luis vivió en itinerancia entre Velada, Cadalso de los Vidrios y Arenas de San Pedro, donde construyó otro palacio. Fue en esas tierras de Arenas de San Pedro, donde construyó otro palacio que convirtió en uno de los centros artísticos más creativos de la época. Murió en este edificio y ni siquiera su deseo final de ser enterrado en Boadilla fue respetado. Mandaron sus restos al Escorial

La exposición del Palacio Real de Madrid, organizada por el Patrimonio Nacional, quiere revelar el papel de mecenas del Infante, primer impulsor de la carrera de Goya, que fue su amigo personal, y de otros pintores, como Paret, al que pagó un viaje de aprendizaje a Italia, o  Charles Joseph Flipart.

Catorce personajes pintados por Goya

Entre las obras destacadas de la muestra brilla La familia del infante don Luis, pintado por Goya en 1784, un óleo en el estilo de las conversation piece (escenas de conversación) de la pintura británica donde aparecen representadas 14 figuras de la pequeña corte de Don Luis, entre ellas el infante.  Durante 1783 y 1784 Goya trabajó en exclusiva para el trágico personaje, que contrató al artista para que pintase a su recién creada familia, en grupo y a través de una amplia serie de retratos. Estos encargos ayudaron a aupar a Goya en su ascensión artística.

Otro de los atractivos de Goya y el Infante Don Luis: el exilio y el reino es el apartado dedicado al gabinete del noble, interesado, como buen hijo de Ilustración, por  la antropología y las ciencias naturales. Una Cámara de las maravillas agrupa ejemplos de las muy diversas aficiones científicas, musicales, arquitectónicas y de artes decorativas del infante.

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