Lucrecia Pérez Matos -una inmigrante dominicana de 33 años fue asesinada en Aravaca el  13 de noviembre de 1992.  Sola y desempleada,  vivía escondida en la hoy desaparecida discoteca Four Roses de Aravaca. Allí encontró la muerte a manos de varios miembros de la extrema derecha el 13 de noviembre de 1992 –hace justo 20 años–, convirtiéndose en la primera víctima de un crimen de odio racial en la España democrática.

Desde entonces, según el Movimiento contra la Intolerancia, 80 personas han perdido la vida en este tipo de ataques –25 de ellas en la región–, básicamente inmigrantes e indigentes.

Es más, cada año se computan alrededor de 4.000 agresiones vinculadas al odio racial, el 10% de ellas en la comunidad. "Hasta su muerte se negaba que en nuestra sociedad existieran conductas racistas y xenófobas. Tras su asesinato empezaron los cambios legales y de conciencia", explica Esteban Ibarra, presidente de la ONG.

Un acto en Tetuán recordará a Lucrecia con la presentación de un libro y la asistencia de su hija.

El Movimiento contra la Intolerancia ha reclamado al Gobierno una "acción decisiva frente al racismo y la xenofobia". En un comunicado, la agrupación ha demandado al Ejecutivo que prohíba todas las actividades que promueven la xenofobia, que ilegalice los partidos y organizaciones que alienten el racismo, y, además, que cierre todas las webs que inciten al odio y la discriminación.

Y ha planteado al Gobierno la creación de unidades policiales formadas para neutralizar y prevenir la formación de grupos neonazis y de odio, así como de Fiscalías y operadores jurídicos especializados en delitos de odio y discriminación.

El caso del asesinato de Lucrecia Pérez provocó una gran conmoción y rechazo en la sociedad, y los cuatro implicados en el crimen fueron condenados a penas que sumaron 126 años de cárcel.