Crece el sentimiento de ser de Barcelona en la periferia

A un lado de la calle está Barcelona; al otro, ya entras en L’Hospitalet de Llobregat, en Santa Coloma de Gramenet o en Sant Adrià de Besòs. La densidad del área metropolitana hace imposible distinguir a simple vista cuándo se sale de un municipio y se entra en el siguiente.

A un lado de la calle está Barcelona; al otro, ya entras en L’Hospitalet de Llobregat, en Santa Coloma de Gramenet o en Sant Adrià de Besòs. La densidad del área metropolitana hace imposible distinguir a simple vista cuándo se sale de un municipio y se entra en el siguiente.

Pero, ¿se identifica el ciudadano de a pie con estas fronteras invisibles? 20 minutos las recorrió ayer y descubrió que los más jóvenes son los que más se sienten ciudadanos de la Gran Barcelona, mientras que los mayores de los municipios limítrofes destacan que la mejora de las comunicaciones les han acercado a la capital.

«Se puede compaginar el ser de Barcelona y, al mismo tiempo, ser de Sant Adrià del Besòs», aseguró ayer María Rosi, de 35 años, después de cruzar la ‘frontera’ que separa los dos municipios.

Ser de dos sitios a la vez «Yo soy de Barcelona y, dentro de Barcelona, de Santa Coloma», afirma Raúl Lozano, de 18 años, frente al Besòs, río que separa Santa Coloma de Gramenet de la capital. «Es que yo no veo diferencias, es algo que ni tan siquiera me planteo», razonó Álex Navas, barcelonés de 32 años, que cada día va a trabajar a L’Hospitalet.

Las personas mayores que han vivido la evolución de estos municipios limítrofes destacan que el centro de Barcelona está cada vez más cerca, sobre todo por las mejoras en infraestructuras de transporte público, pero también aseguran que ahora estas otras poblaciones disponen de más servicios propios.

«Antes, en esta parte de Sant Adrià no teníamos nada y estábamos incomunicados. Ahora, claro que voy a Barcelona, tengo la parada del bus al lado», resumió Pilar Melgar, de 70 años.

La capital, a un paso

José Jiménez, de 47 años, trabaja todo el día en Sant Adrià de Besòs, pero está a tan sólo un paso –literalmente– de Barcelona. Desde su puesto de vendedor de cupones de la ONCE señala al otro lado de la calle Perpinyà y asegura: «Eso es Barcelona, y esto de aquí es Sant Adrià». Él es de Badalona, así que sin salir de la trama urbana cruza dos ‘fronteras’ y pisa tres municipios distintos cada día.

Al otro lado del Besòs

Eli Delgado, de 18 años, tiene a sus amigos en el municipio de al lado, pero están a menos de 100 metros de distancia y sólo tiene que cruzar el río Besòs para verlos cuando quiere. Esta joven explicaba ayer que ya tiene claro dónde vivirá en el futuro: «Yo no me voy al centro, yo tengo mi barrio». Aunque sabe que técnicamente es otro municipio, para ella Santa Coloma de Gramenet es como un barrio más de Barcelona. Y por eso, al centro, va a comprar ropa.

Bajan los impuestos

Lo más curioso es que si tuviera el quiosco en el otro lado de la calle, Mario Gerboles tendría que pagar más impuestos de los que paga ahora mismo. Este vecino de Cornellà de Llobregat, pero nacido en L’Hospitalet y que asegura que pasa sus ratos de ocio en Barcelona, no ve ninguna otra diferencia real entre el lado de la calle Collblanc donde está instalado su quiosco (situado dentro del término municipal de L’Hospitalet) y el otro lado (ya ubicado en el barrio barcelonés de Les Corts).

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