El presidente de la asociación de comerciantes del barrio, Eugenio Jiménez, comenta varias deficiencias: en la zona de juegos infantiles, hay un colchón apoyado en los columpios; «últimamente se mete gente a dormir en la caseta y hace sus necesidades abajo, justo por donde los niños juegan, los servicios de limpieza dicen que no quieren trabajar allí si no les dan equipación y material adecuado».

Pero la cosa no queda ahí. Junto a la fuente de agua potable, la gente deja comida y pan para las palomas, que se acumulan por cientos para comer. Los restos son aprovechados por las ratas que han anidado justo en los matorrales de detrás. Para completar el panorama, todas las mañanas se encuentran jeringuillas junto a los bancos que rodean el parque.

La presidenta de la asociación de vecinos Gran Vía-Ruzafa, Pepa García, también comenta: «Hace seis meses se denunció esta situación al Ayuntamiento y la Policía Local y se arregló, pero ahora han vuelto a bajar la guardia y han vuelto a surgir los mismos problemas». Respecto a las ratas, comentan: «Se han detectado hace poco. Avisaremos a Sanidad para que fumigue».

La Generalitat tiene prevista la construcción de un parking subterráneo en la plaza, por lo que vecinos y comerciantes esperan que la obra sirva para paliar la falta de aparcamiento y, al mismo tiempo, para remodelar el parque. «Estamos a la espera de que nos pasen el proyecto para darle el OK. Exigiremos que hagan un jardín nuevo en la superficie», dice Pepa García.

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Sexo de pago en una chabola

Los deficiencias de Ruzafa no terminan en la plaza Manuel Granero. En la calle Filipinas se ha detectado un foco de prostitución en un descampado que no reúne las mínimas condiciones de salubridad. Han puesto varios colchones y hay actividad sobre todo cuando llegan los buses de temporeros.