Un tribunal de Estambul ha condenado este viernes a tres exgenerales turcos a cadena perpetua por planear en el año 2003 un “intento frustrado de golpe militar” y a otros 328 altos oficiales a penas de entre 6 y 18 años de prisión.
En la argumentación de la sentencia se especifica que, en la práctica, las condenas de por vida han sido reducidas a 20 años, ante el hecho de que el golpe no llegó a completarse, según informó la emisora NTV.
Esta sentencia supone el punto final de un macro proceso judicial en el que 365 militares de alta graduación han sido juzgados bajo la acusación de planear un intento de golpe de Estado contra el gobierno del islamista moderado Recep Tayyip Erdogan, en lo que se conoce como caso Balyoz (‘operación Mazo’).
El comandante primero del Ejército, Çetin Dogan; el antiguo comandante de las Fuerzas Aéreas, Ibrahim Firtina; y el ex comandante de las Fuerzas Navales, Özden Örnek, han sido los tres uniformados con las penas más elevadas.
Otros 327 altos militares fueron condenados a penas de entre 13 y 18 años y uno recibió una sentencia de 6 años. Un total de 34 militares que estaban acusados fueron absueltos.
El juicio por la ‘operación Mazo’ se ha prolongado durante 108 sesiones a lo largo de 20 meses, en lo que ha sido el pulso más intenso entre el poder civil y la tradicional influencia del Ejército en la política del país eurasiático.
Justicia o persecución
El primer ministro ha evitado valorar ante los periodistas la sentencia de este viernes, alegando que "comentar sin ver las razones del veredicto sería inapropiado". Sin embargo, sí ha considerado "importante" que el proceso judicial concluya tras los posibles recursos de forma "correcta".
En cambio, uno de los acusados, el coronel Mustafa Onsel, ha criticado la persecución contra el Ejército y ha dicho que los soldados "no sólo están sufriendo ataques" en las provincias del sureste donde está más activo el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), sino también en los tribunales.
La hija del antiguo general Cetin Dogan, Pinar Dogan, atribuye el proceso a viejas rencillas. Lo enmarca dentro de un ataque contra quienes, desde dentro de las Fuerzas Armadas, "parecen oponerse al Gobierno por su islamismo".
"Mi padre era un jubilado sin ninguna influencia política", ha asegurado esta mujer, profesora de la Univesidad de Harvard. "No tenía simpatía por este Gobierno, pero nunca habría bombardeado mezquitas ni derribado aviones", ha apostillado.
Pinar Dogan ha denunciado que, en el marco de esta supuesta "venganza" contra voces críticas, las autoridades han admitido como pruebas unos documentos informáticos que, a ojos de varios expertos, habían sido manipulados.
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