Ana Belén, artista acostumbrada a soportar el peso de papeles de mujer visceral, irrumpe en escena impulsada por esta diatriba, un vendaval literario de reproches surgido de la Colombia caribeña de García Márquez.
En este monólogo a dos bandas de Graciela, una mujer en guerra con sus 25 años de matrimonio, también comparece su marido (el actor Pedro G. de las Heras). Él asiste aparentemente impasible y parapetado tras el periódico a las acusaciones de su explosiva esposa, que lo ama y despedaza durante la hora y media de función.
Un escenario familiar para Ana Belén (el teatro Romea) acoge este texto de los años 60. Un «vómito» en palabras de la artista madrileña de «dolor y amor» con un vocabulario rico, sensual y colorista.
Reproches con amor
El esposo y espectador de Graciela es un «hijito de puta», define suavizando el insulto Ana Belén. Su pasiva presencia en las tablas se resume en sonidos guturales y vocablos sueltos.
La «conversación muda» que se establece entre la pareja, con 25 años de matrimonio a las espaldas, es tan intensa como las palabras vertidas por Graciela. No hay víctimas en esta diatriba, sólo culpables. Y son los dos, dice el director José Carlos Plaza. Tras las provocaciones de la mujer despechada se halla el hundimiento de un proyecto de pareja. El reproche está inundado de amor y de dos canciones incluidas en el texto original.
* T. Romea. Hospital, 51. Hoy (21.00h). 13 a 22 euros.
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