Los trajes olímpicos españoles se venden, pero no como churros

El escaparate de la tienda, con los trajes españoles
El escaparate de la tienda, con los trajes españoles
El escaparate de la tienda, con los trajes españoles

Para llegar al destino, medio kilo de paciencia y curiosidad. Toca atravesar el gigantesco centro comercial Westfield, templo del capitalismo que engulliría cualquier centro comercial español: en dos kilómetros de pasillo, más de 50 restaurantes diferentes, todas las primeras marcas de moda y múltiples distracciones: puedes cruzar de punta a punta sin entrar a una sola tienda y habrás recibido un masaje terapeútico, suscrito a The Times, perfumado con una esencia árable, apostado al rojo o negro y desayunado, comido y cenado. En la salida, varias opciones: enfrente queda el estadio olímpico. A la derecha, el objetivo del peregrinaje, la tienda de Bosco. Sí, los de nuestra ropa olímpica.

La discreción es la norma en las respuestas de la mánager. "Nosotros no hemos notado una gran subida en las ventas de los trajes españoles. Sí, se venden más, pero no mucho más, y porque viene más gente, cada vez queda menos para los Juegos y como puedes ver, esto está lleno, pero no hay relación con la polémica por la que me pregunta".

De esa polémica por la que pregunto y repregunto, nadie sabe nada: "Pues yo había oído que a los deportistas españoles les gustaba mucho, ¿de verdad que la han criticado mucho? ¿Por qué? A los extranjeros que vienen a comprar les encanta esta ropa, sobre todo sus colores. Los españoles que pasan por aquí tienen opiniones más diferentes".

La conversación deviene en coloquio con la llegada de la relaciones públicas internacional de la marca, Dasha. "No hemos notado esa polémica, ni hemos tenido que responder a más periodistas españoles, aunque supongo que ahora, con los Juegos, vendrán más a la tienda. Dasha también reparte culpas en el asunto: "Nosotros propusimos estos trajes y recibimos la aprobación del Comité Olímpico Español, por lo que supongo que ellos también tendrán algo que decir al respecto".

Cuando pasas del diseño a la etiqueta, certificas que abandonarás la tienda sin consumir. El polo llega a las 55 libras, la camiseta a 50 y los pantalones vaqueros cuestan 130 libras, 167 euros. "A mí no me parece caro. El traje inglés es mucho más, no sé si el doble -asegura Dasha-, pero claro, a ellos les viste Stella Mccartney y no se dice nada".

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