Uno de cada cuatro alumnos sufre el acoso o la violencia de sus compañeros, sin que se detecten diferencias entre colegios públicos, concertados o privados.
Esta conclusión se extrae de los datos de un estudio que pone además de relieve que el 60% de los acosadores acabará cometiendo un delito antes de cumplir 24 años.
Ambos coinciden en que en los colegios "sigue imperando la ley del silencio".
"El menor no nace ni violento ni delincuente", aseguró Núñez Morgades, quien considera necesario enseñar a los jóvenes a denunciar los casos de acoso escolar y educarles en "la amistad y el compañerismo".El estudio revela que son los padres de niños acosadores los más reticentes a asumir la situación, ya que eso supone reconocer que no conocen a sus hijos, un problema cada vez más usual en la sociedad donde muchos padres "cohabitan con sus hijos pero no saben convivir con ellos".
"No sabemos hablar con los hijos, escucharlos o entenderlos. No les marcamos referentes", indicó Núñez Morgades, quien reclamó implicación en toda la sociedad.
El acoso a menores, en cifras:
- El riesgo de sufrir acoso escolar se multiplica por cuatro en niños con 7 u 8 años.
- Disminuye progresivamente hasta el Bachillerato (16-18 años), etapa esta última en la que el porcentaje de acoso en las aulas (en torno al 11%).
- El 60% de los acosadores acabará cometiendo un delito antes de cumplir 24 años.
- El acoso escolar coincide con el acoso que se produce en otros ámbitos, como el doméstico o el laboral.
- Sólo se conoce el 20% de los casos de maltrato a menores.
- El 80% de los maltratos se produce en el seno familiar.
- Los jóvenes reciben violencia de forma positiva a través de diferentes medios como la televisión o Internet: el 30% de los menores dispone de ordenador y accede solo a Internet.
- La mayoría de los casos que trascienden son los que implican violencia física, el maltrato psicológico se ignora.
El psicólogo y codirector del curso, Vicente Garrido, explicó que este seminario trata de analizar los tres tipos de violencia predominantes entre los jóvenes, como son las bandas juveniles, la violencia escolar y la violencia que ejercen los hijos contra los padres.
En relación a las bandas, ligadas a los inmigrantes latinos, destacó que la progresión de chicos atraídos por ellas "será mayor con el tiempo" y abogó por que la batalla se centre en "desacreditar estas bandas como grupos violentos" y "hacer atractiva la integración" de los inmigrantes en la sociedad española.
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