El reto de la acuicultura es "ser viable económicamente", según la Fundación Observatorio Español de Acuicultura

Francisco Javier Remiro abre en Laredo el curso sobre el sector, del que demanda una mayor implicación por parte de las Administraciones

El director gerente de la Fundación Observatorio Español de Acuicultura (OESA), Francisco Javier Remiro, ha inaugurado este lunes en Laredo el curso de verano de la Universidad de Cantabria sobre 'Situación y retos futuros de la acuicultura española' ofreciendo una perspectiva general de un sector "que en muchos foros se describe como estratégico para España, pero en el que todavía hay que dar muchos pasos para equipararlo al nivel de otros sectores como las energías renovables o la lucha contra el cambio climático".

Remiro, que precisamente ha reivindicado como reto de la acuicultura de cara al futuro "una mayor apuesta de los responsables de ordenación del territorio y del propio sector de la acuicultura de las Comunidades Autónomas para dar facilidades a la hora de instalar un cultivo, y para simplificar el marco legislativo, sin variar su nivel de exigencia".

De este modo, los inversores podrán llevar a cabo su proyecto empresarial con más seguridad, "y el sector de la acuicultura ganará viabilidad económica".

Además, Remiro ha subrayado la labor llevada a cabo por la acuicultura para dinamizar aquellas zonas litorales deprimidas con pocas perspectivas de negocio, y donde la instalación de empresas contribuye a generar riqueza y empleo.

El director gerente de OESA ha descrito a los asistentes el panorama actual de la acuicultura a nivel mundial, continental y nacional.

Mientras que a nivel mundial las especies que más se cultivan son peces de agua continental, en España el cultivo estrella es el de los moluscos, y en concreto el del mejillón, aunque el cultivo de peces marinos va paulatinamente ganando terreno, con cada vez más espacios dedicados a la trucha arcoiris (la más cultivada en los últimos años), la dorada (que el último año ya ganó a la trucha arcoiris), o el rodaballo.

En este sentido, Remiro ha destacado que los productos de la acuicultura española se destinan en su mayoría al consumo alimentario, que está fuertemente regulado y donde las investigaciones no dejan lugar a dudas sobre su idoneidad para el consumo humano: "Los últimos estudios que se han realizado apuntan a que los productos de acuicultura cumplen todas las garantías y exigencias sanitarias marcadas por la Unión Europea. Además, presentan Omega 3, son muy aptos para un estilo de vida saludable, y están libres del parásito de anisakis, debido a la alimentación de los ejemplares a base de piensos compuestos, y a los propios hábitos de cultivo", ha señalado Francisco Javier Remiro.

Además, el sector de la acuicultura persigue obtener la confianza del consumidor. Para ello, se ha puesto en marcha una iniciativa que ofrece al consumidor toda la información sobre el origen de los productos, tanto de los nacionales como de los procedentes de otros países (cada vez es más frecuente en el mercado español la presencia de pescados como la panga, pescada principalmente de Vietnam, o la tilapia, originaria de Egipto).

Así, se persigue que el cliente guíe su compra no sólo por el precio, sino por las particularidades del cultivo, que se habrá producido "bajo estrictas normas de calidad, seguridad, sanidad y bienestar de los animales, buscando la conservación del medio ambiente y respetando los derechos sociales de los trabajadores", según ha señalado Francisco Javier Remiro.

Además de la acuicultura para consumo alimentario, el ponente ha abordado diferentes proyectos de investigación destinados a la repoblación de ríos a base del cultivo de especies amenazas o en vías de extinción, como el atún rojo, el bogavante, la centolla o el lenguado para repoblar ríos.

Por otro lado, también ha hecho referencia a la creciente producción de algas, que sin ser uno de los pilares fundamentales de la acuicultura española, presenta "buenas perspectivas" de crecimiento por el aprovechamiento de sus propiedades con fines cosméticos o alimentarios, o como fuente para producir biocombustible.

Finalmente, Remiro ha señalado las líneas de trabajo a las que se enfrenta la acuicultura de cara al futuro. Por un lado, la mejora en la gestión de recursos para los cultivos que ya están produciendo en la actualidad. Por otro, la incorporación de nuevas especies, como el rodaballo, el abadejo, el besugo, el jargo, el pulpo o la merluza.

Asimismo, se busca eliminar aquellos impactos negativos que produzca la actividad de la acuicultura en el medio en el que esté inscrita, así como reforzar las interacciones positivas.

Por último, la persecución de la sanidad y el bienestar del animal a través de investigaciones que prevengan enfermedades y garanticen su supervivencia.

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