La secretaria general de Economía y Empleo del PSOE, Inmaculada Rodríguez-Piñero, ha asegurado que ha dado "un paso más en el certificado de defunción de la soberanía de la política financiera" de España.

Así lo ha asegurado en Jaén, tras conocerse que las dos empresas evaluadoras han fijado en hasta 62.000 millones de euros las necesidades de recapitalización del sistema bancario y de que el ministro de Economía, Luis de Guindos, haya dado a entender que enviará este viernes la carta con la petición formal de rescate.

Al respecto, ha recordado que el ministro, "antes de entrar en la reunión del Eurogrupo, dijo que tardaría aún algunos días" en solicitar formalmente el rescate a través de un préstamo a las entidades bancarias "y hoy ha dicho que cuando llegue a Madrid la va a presentar". A su juicio, "demuestra que el Eurogrupo le ha pedido que presente ya para España la petición formal y que la capacidad de tomar decisiones en este ámbito desde el punto de vista autónomo como país soberano se ha perdido".

"Se da un paso más en el certificado de defunción de la soberanía de la política financiera. A partir de este momento, la toma decisiones en esta materia ya no le corresponde a España; le corresponde a la Comisión Europea, al Banco Central y al Fondo Monetario Internacional", ha apuntado la dirigente socialista, que también ha considerado que deberían explicar la horquilla planteada en las auditorías, ya que una diferencia de "11.000 millones de euros, que son casi dos billones de las antiguas pesetas, tiene que estar muy justificada".

En cualquier caso y tras reconocer que "es difícil saber si se podría haber evitado llegar a esta situación" financiera, ha defendido una forma de actuar "razonable", de manera que se hubieran determinado las necesidades de capital y, después, el instrumento más adecuado para acordarlo con la UE e, inmediatamente, se hubiera formalizado. Ello, habría evitado pasar por este "calvario" en el que no se hace sino crear "incertidumbre y desconfianza".

Ambos elementos están en la base de la "pérdida de credibilidad" que, en su opinión, es "lo peor", junto con la carencia de una estrategia de crecimiento. A ello, ha contribuido la tardanza en presentar por "razones partidistas" los Presupuestos Generales del Estado, que aún están por aprobar, así como la "desconfianza total en nuestro sistema financiero" como fruto de la "pésima gestión de la crisis de Bankia" y de haber puesto "en cuestión" la solvencia del Banco de España al encargar a dos evaluadores externos la auditoría sobre la banca del país.

Para Rodríguez-Piñero, se gestionó "también mal el objetivo de déficit" al anunciar unilateralmente el 5,8 por ciento "sin estar cerrado por quien lo tiene que autorizar", de ahí que esa "soberbia" del Gobierno de Mariano Rajoy fuera respondida finalmente con una rebaja al 5,3 por ciento, lo que lleva aparejado más ajustes.

Política de crecimiento

En este sentido, ha defendido la necesidad de compaginar política de ajuste con la de crecimiento, para lo cual se requiere "negociar" y contar con un "mínimo de confianza". "Por tanto, es momento de hacer política con una visión amplia del papel que tiene que tener España y desde la colaboración, la negociación inteligente con quienes tenemos que tomar las decisiones", ha aseverado.

Además, la dirigente socialista ha instado a "tener cuidado cuando se echan balones fuera" sobre la difícil situación que atraviesa el país, de manera que no se deteriore la imagen de las comunidades autónomas "diciendo que son unas despilfarradoras". Frente a ello, la secretaria general de Economía y Empleo del PSOE ha querido poner en valor el actual estado institucional y el modelo autonómico, a pesar de que pueda tener "errores" que siempre hay que corregir en una permanente "actitud de mejorar".

"Lo que no podemos es demonizar lo que somos. Un gran país, con grandes elementos para poder salir de la crisis", ha destacado para agregar, no obstante, que para eso se necesita "liderazgo, una hoja de ruta clara y, desde luego, un Gobierno que no esté descoordinado e invalidando continuamente lo que dice un ministro o el presidente".