El alcalde de Girona, Carles Puigdemont, ha afirmado que espera tener "ordenada" la ciudad en 2020, cuando todo el proyecto ferroviario estará acabado, y es que si se cumplen los plazos previstos, en 2017 tendrían que acabarse las obras del soterramiento del tren convencional y el consistorio contaría con tres años para dejar lista la ciudad.

En el marco de una conferencia en el Círculo de Infraestructuras de Girona sobre 'El proyecto ferroviario en la ciudad de Girona', el alcalde ha insistido este viernes en que trabajarán con este objetivo, ya que si no se cumple y las obras se alargan más de los previsto, "la sensación de frustración y estafa será considerable".

Para que todo salga según lo previsto, es necesario que el Estado contemple una partida considerable en los Presupuestos Generales de 2013 en relación al soterramiento del tren convencional.

"No podemos aceptar la demora de este proyecto, ni el soterramiento del tren convencional ni el derribo del viaducto pueden estar en cuestión; si en 2013 el Estado no prevé inversión habrá un punto de inflexión importante", ha advertido.

Aunque ha afirmado que confía en los compromisos adquiridos por el actual Gobierno del PP, espera "que el estado dé la previsión presupuestaria a Girona para acabar lo que se ha empezado porque a medio hacer no lo queremos y estaríamos perdiendo oportunidades y nos costaría más salir de la crisis", ha añadido.

Además, el alcalde ha recordado que en otras ciudades se está invirtiendo en proyectos que no se habían ni empezado, por lo que desde el consistorio serán "firmes y duros" ante el Estado para que las obras del proyecto ferroviario no queden a medio hacer y se condene a la ciudad.

El proyecto para soterrar el tren convencional tiene un presupuesto de 354 millones de euros —aunque están pendientes de la actualización del tipo de IVA— y supone el derribo de parte del viaducto que actualmente cruza la ciudad.

Además, tiene que ir vinculado a un plan urbanístico integral, por lo que se creará una comisión mixta con Adif para planificar las mejores opciones para la ciudad.

"Girona no puede quedar empantanada con una obra a medio hacer durante años, ya que la ciudad no podría ordenarse definitivamente, y todo sería provisional", ha insistido Puigdemont, que por eso ve necesario reclamar el cumplimiento de los compromisos estatales en relación al soterramiento para evitar que el tema se convierta en la nueva N-II.

Un vial para las mercancías

Otro tema pendiente sería el de las mercancías, para el que lo ideal sería construir un vial que bordeara la ciudad, como pasa en otras capitales, aunque es un tema de alta complejidad pero al cual el consistorio no quiere renunciar.

Por tanto, una vez conseguido el soterramiento del tren convencional y el derribo del viaducto, se defenderá esta opción.