La bolsa de plástico, un objeto tan cotidiano como dañino que inspira a los artistas

  • Una exposición reúne el trabajo de autores actuales que han usado la bolsa como motivo o medio para sus trabajos.
  • Reflexionan sobre la cultura del consumo, la ecología, el estátus social y el reciclaje.
  • Entre las obras hay pinturas hiperrealistas, muebles, instalaciones, 'performances'...
'Bruce Wayne' (2012), un óleo del pintor inglés Simon Monk incluido en la muestra
'Bruce Wayne' (2012), un óleo del pintor inglés Simon Monk incluido en la muestra
© Simon Monk
'Bruce Wayne' (2012), un óleo del pintor inglés Simon Monk incluido en la muestra

Consideradas parte de la cultura pop y al mismo tiempo basura, omnipresentes e internacionales, cubren una necesidad efímera, pero se fabrican para ser indestructibles.

Oh, Plastiksack! (¡Oh, bolsa de plástico!), en el Gewerbemuseum de la ciudad de Witerthur (Suiza) hasta el siete de octubre, es una oda a un invento que crea controversia a pesar de su silenciosa convivencia con el ser humano.

La exposición recopila ejemplos del diseño y del arte actuales que han usado las bolsas como motivo y medio. Con instalaciones, pinturas, fotografías, escultura y performances que se desarrollan dentro y fuera de las salas del museo, 30 artistas de diferentes países reflexionan sobre las posibilidades visuales, el dilema ecológico, el estátus social o los hábitos de consumo que subyacen tras el objeto.

Pinturas y esculturas hiperrealistas

Entre los creadores de la muestra, destaca la obra de la pintora suiza Marie-Claire Baldenweg, que en un estilo hiperrealista, perfecciona desde los años setenta las arrugas, el modo en que la luz rebota en los colores, las dobleces de las asas... Cada obra es una crítica, una ironía sutil a la sociedad de consumo.

El inglés Simon Monk ha heredado la tradición de la veterana Baldenweg con sus pinturas de juguetes y muñecos protegidos por la película transparente de una bolsa protectora como si se trataran de objetos de colección. Junto a las esculturas realistas del alemán Andreas Blank, realizadas en alabastro y mármol, los autores ilustran la condición de clásico de la bolsa en el arte.

Miles de años en desaparecer

Iskender Yediler —artista turca residente en Alemania— reflexiona sobre la religión del consumo con una cruz fabricada con bolsas de supermercado, el israelí Dodi Reifenberg alerta con una instalación de la producción en masa de unos objetos que luego tardan miles de años en desaparecer. La danesa Ida-Marie Corell se fabrica un complejo vestido con 500 sacos azules de Ikea que se alargan hasta construir una cola que cubre gran parte de una sala.

En el diseño, la exposición ofrece ejemplos creativos y abre una vía al reciclaje creativo que mitiga los efectos nocivos sobre el medio ambiente. La suiza Anne Cecile Rappa utiliza el material en lámparas, alfombrilla de baño y pufs utilizando técnicas artesanales tradicionales. Un sistema de nudos típico de la cultura sudafricana permiten a Ryan Frank  elaborar el tapizado de una silla y el artista holandés Lukas Julius Keijser se atreve a fabricar dos vestidos, un traje de hombre y otro de mujer en los que se adivinan las marcas de tiendas de descuentos.

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