¿Qué va a ofrecer Carmen al público?

Va a mostrar el renacer de la danza española, de la danza clásica y de la contemporánea. Se trata de elevar la danza a lo que debe ser, algo sacro.

Pero, ¿qué novedades aporta esta versión?

Es más pura. Hemos sacado las vísceras de la ópera y la hemos reducido a una hora y veinte. La gente va a contemplar el corazón de Carmen.

En el terreno personal, ¿la coreografía de Carmen era una especie de reto?

Sí. Para mí es un recuerdo a mi hermana. Ella era una mujer muy luchadora que murió a los cuarenta años. Mi hermana era una Carmen del trabajo y del dolor. Cada noche que levanto el telón es un recordatorio a ella.

¿Por qué lo de Carmela?

Nosotros llamamos en Sevilla a la mujer así, «Carmela», «chiquilla». Es una forma muy sevillana. La historia ocurre en esta ciudad y es una forma de hacer más española a esa Carmen.

¿Cómo es el personaje al que da vida Antonio Canales?

Don José es un pobre. Un hombre que tenía unos valores que no conducían a nada. Es un hombre perdido, pero a la vez un pobre inocente. Mi personaje es un pobre diablo.

¿Qué echa de menos cuando está de gira?

Los olores de mi casa. En los hoteles lo paso muy mal, es muy impersonal, muchas veces llevo mis sábanas y el perfume que mi mujer pone en casa. Soy muy hogareño.

¿Un deseo para este 2005?

Quedarme como estoy, ante todo. Sobrepasar este año ha sido un éxito. Mis padres han pasado un año terrible y quiero verlos felices. A ellos se les ha ido su única hija y  me voy a preocupar de que vuelvan a sonreír.

¿Algún proyecto en mente?  Estoy escribiendo un libro sobre los kurdos, y otro sobre cocina gitana, que espero terminar este año.

* Teatro Albéniz. Paz 11. Hasta el 13 de febrero. De 15 a 24 euros.