El pequeñín estaba tan a gusto chapoteando con el agua que no hacía ni caso a las súplicas de sus padres para que se bañara en el mar junto a ellos. No tuvieron que enseñarle que el botón estaba arriba, él solo lo encontró y no lo soltó. Durante su ‘spa’ gastó gran cantidad de agua, pero quedó más limpio que los chorros del oro. Cosas de niños.
Como pez en la ducha
No había quién le sacara ayer del pediluvio (para él, una ducha en toda regla por el tamaño del aparato) en la playa del Postiguet.
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