La "Tomatina" vuelve a bañar de rojo las calles de Buñol

Las claves:
  • Se utilizan como arma más de 10 toneladas de tomates.
  • Turistas de todo el mundo acuden a celebrar la fiesta.
  • Los ciudadanos de Buñol llevan celebrándola 61 años.
Jóvenes se enzarzan en una lucha con tomates esta mañana en Buñol (Marcelo del Pozo/Reuters).
Jóvenes se enzarzan en una lucha con tomates esta mañana en Buñol (Marcelo del Pozo/Reuters).
Reuters
Jóvenes se enzarzan en una lucha con tomates esta mañana en Buñol (Marcelo del Pozo/Reuters).

Alrededor de 40.000 "guerrilleros" sedientos de fiesta y diversión celebraron esta mañana en la localidad valenciana de Buñol la tradicional "tomatina", una peculiar batalla campal en la que se emplearon como únicos proyectiles más de 110 toneladas de tomates maduros.

En apenas una hora (de 11 a 12 de la mañana), los participantes (y los desdichados que osan asomarse a las ventanas) sufren las consecuencias del paso de cinco camiones volquete cargados hasta los topes con tomates 'pera'.

"Aquí se viene vestido de blanco y se ha de salir de rojo habiéndoselo pasado bien, de eso se trata la Tomatina", recalca Pilar Garrigues, Concejala de Fiestas, Feria, Cultura y Deportes.

Tomates para dar y tomar

La cantidad exacta de tomates que se llegar a lanzar durante la tomatina es una incógnita que sólo los responsables de la cooperativa de Xilxes conocen con exactitud. Esto es debido a que, aunque el Ayuntamiento contrata 100.000 kilos, siempre hay excedentes en las compras que la cooperativa suele realizar en Badajoz o Tudela (Navarra).

"Sabemos que normalmente se suelen lanzar entre 108 y 111 toneladas, aunque el año pasado fueron cerca de 130, pues se dispuso un camión más.Esa cantidad fue exagerada, muchos tomates ni siquiera fueron pisados o aplastados, y las

labores de limpieza fueron mucho
más costosas de los habitual", reconocía la concejala Pilar Garrigues.
La cooperativa de Xilxes (Castellón), encargada de abastecer de tomates a Buñol durante para Tomatina, es responsable también de seleccionar únicamente aquellas hortalizas maduras aptas para ser lanzadas, si bien es cierto que siempre se suele colar alguna que otra pieza verde, cuyo impacto resulta menos agradable.Tomatina Buñol

Sin embargo, y pese a la aglomeración de gente en torno a los camiones y al estrechez de la calle por donde discurren, el número de accidentes que se suelen registrar es realmente escaso.

Divertirse con cabeza

El jolgorio de la Tomatina siempre tiene el riesgo de empañarse con actitudes vandálicas. Por ello, existe un amplio dispositivo de control, tanto dentro de la propia Tomatina (a cargo de voluntarios), como en las inmediaciones (por parte de la Policía Local y Protección Civil) para evitar que se introduzcan envases de vidrio u objetos cortantes

Además, desde hace unos años, el Ayuntamiento ha tratado de erradicar la improvisada costumbre de arrancar las camisetas a los participantes, ya que considera esta práctica abusiva y el posterior lanzamiento de la tela mojada y anudada resulta doloroso.

Según afirma Garrigues, "la gente recibe varias recomendaciones antes de iniciar la batalla, por lo que,

Dentro de lo que cabe, suele reinar el sentido común a la hora de no hacer daño a los demás
dentro de lo que cabe,
suele reinar el sentido común a la hora de no hacer daño a los demás".

La celeridad y organización con la que se restablece la normalidad en las calles de Buñol es admirable, pues en pocas horas las mangueras y sumideros borran cualquier rastro de esta hortaliza hasta el año siguiente.

Una fiesta con historia

Desde hace ya 61 años, la pequeña localidad de Buñol lleva acogiendo cada último miércoles de agosto la visita de decenas de miles de turistas procedentes de todo el mundo que acuden para sumarse a esta singular fiesta. Es por ello que entre la frenética lluvia de tomates pueden encontrarse tano valencianos como franceses, alemanes, belgas, estadounidenses, coreanos, etc.

Declarada fiesta de Interés Turístico en 2002, se dice que su origen tuvo lugar cuando un grupo de amigos inició una batalla de tomates en la plaza del pueblo al paso de un desfile de gigantes y cabezudos.

Hasta 1959, la Tomatina estuvo prohibida, y no recayó en manos municipales hasta 1980. Hoy en día, posee un apartado propio en todos los catálogos turísticos.

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