Legiones de fans asaltan las estanterías, guardan colas interminables para adquirir la última entrega de su saga favorita o se desesperan porque su ansiado título está agotado. Algunos son jóvenes que no leen nunca, otros sobrepasan la cincuentena y no han leído en su vida una obra de fantasía. Están poseídos por una fiebre que solo tiene cura en la adictivas páginas de un libro. Y ahora la epidemia llega a la Feria del Libro de Madrid, que comienza este viernes.

Estos días, el ranking de ventas de los países europeos experimenta un curioso fenómeno: títulos hasta hace poco tiempo relegados a un rincón minoritario de la literatura, poco significativo en ventas, han tomado por asalto el top ten generalista, arrebatando el puesto —en el caso de España— a autores como Eduardo Mendoza y Almudena Grandes, bestsellers como los de Pilar Eyre y Kate Morton y títulos de no ficción como los libros de la dieta Dukan. Se trata de dos sagas: Canción de hielo y fuego, de George R.R. Martin, más conocida por el nombre de su primer título, Juego de tronos, y la distopía Los Juegos del Hambre, de Suzanne Collins, de un tono más juvenil en clave de ciencia ficción.

Lo ocurrido con estas epopeyas tiene sus precedentes en Harry Potter y las obras de Tolkien, que gozaron de buena salud en ventas. Actualmente hay otras sagas fantásticas de considerable éxito, como El nombre del viento, de Patrick Rothfuss. Pero los dos 'juegos', bendecidos con adaptaciones a la televisión y al cine, cuentan con la técnica de marketing más efectiva que existe: el boca a boca.

"Ha sido un fenómeno alucinante, los lectores no solo recomiendan el libro, tratan de convencer a sus amigos para que participen de este mundo", explica Laia Esqué, editora de Molino (Los juegos del hambre), a quien le emociona ver el entusiasmo de los lectores, "una ola" volcada en las redes sociales.

"Cuando compramos los derechos de adaptación en 2008 funcionaba bien en Estados Unidos pero no era número 1. Tenía potencial, como muchos otros. No había más que la fe en el texto, es un libro muy adictivo, tiene mucho ritmo, giros sorprendentes y cuenta con una protagonista que produce mucha empatía, pero no teníamos pistas de que pudiera ser un éxito", asegura.

La saga apareció en mayo de 2009 y ha vendido 150.000 ejemplares desde entonces. "Las cifras se multiplican exponencialmente, en un mes hemos sacado cinco ediciones. Ha sido un salto muy grande y un alivio en tiempo de crisis", asegura Laia. Y precisamente la actual situación social ha ejercido también de catalizador de su éxito. "El libro presenta un mundo futuro en el que se acentúan los problemas de la realidad actual. Invita a mantener el espíritu crítico, a pensar en qué puedes hacer para cambiar las cosas. Creo que la gente empatiza mucho con eso", opina. Y asegura que supone "todo un honor" para ella hacer llegar a los jóvenes una historia así, comparada con La naranja mecánica o 1984, que tiene muchas lecturas: "lo puedes ver como un libro de aventuras o acción o como una obra con mucho trasfondo, por su crítica a los sistemas totalitarios".

Alejo Cuervo, editor de Canción de hielo y fuego (Gigamesh) explica que la fantasía siempre se ha vendido bien en épocas de crisis. "Es un mecanismo de escapismo, pero al mismo tiempo sino tiene una experiencia vital no interesa", puntaliza. En su opinión, la ciencia ficción triunfó mientras había una visión optimista del futuro. Cuando éste dejó de ser un "sitio agradable donde refugiarse" empezó a ganar auge la fantasía, que es básicamente desconectarse de la realidad.

Pese a ser una editorial modesta, sin posibilidad de poder "tocar la tecla de la publicidad", ni hacer grandes tiradas, Gigamesh no tuvo competidores para comprar los derechos, hace doce años. Entonces Alejo, un gran seguidor de Martin, no podía imaginar lo que vendría después: desde su publicación en 2002, la saga ha vendido más de 700.000 ejemplares en 27 ediciones. Un 60% de esas ventas se produjeron en 2011, gracias a la serie televisiva, puerta de entrada a una nueva generación de lectores. "Nos ha tocado la lotería", admite Alejo, que el año pasado no pudo cubrir toda la demanda.

"Nos ha tocado la lotería, pero hemos intentado que no nos cambie demasiado, aunque tenemos mucha presión", admite Alejo, que no pudo cubrir la demanda el año pasado. Esto creo mucho malestar este los seguidores de la saga y los libreros, pero Alejo está convencido de que esto les benefició, gracias al "ruido tremendo" que esa demanda insatisfecha produjo en Internet.

"Martin no es una moda, cualquier lector que llegue a la página 100 de Juego de tronos es público cautivo", advierte.