La historia de amor de Georgia O'Keeffe y el desierto

  • Una exposición recopila los dibujos y las pinturas de sencillez abstracta que la artista realizó de los paisajes desérticos de Nuevo México (EE UU).
  • Compró un rancho abandonado para vivir y acampó en lugares recónditos del estado. Sólo abandonó la zona a los 97 años, poco antes de morir.
  • La pintora se sintió en casa desde su primera visita: "Desde que lo vi, era mi país".
Riscos blancos y marrones , uno de los paisajes rocosos de O'Keeffe, realizado en 1965
Riscos blancos y marrones , uno de los paisajes rocosos de O'Keeffe, realizado en 1965
© The Georgia O'Keeffe Museum
Riscos blancos y marrones , uno de los paisajes rocosos de O'Keeffe, realizado en 1965

"Tan pronto como lo vi, era mi país. Encajaba exactamente conmigo", así describió la pintora Georgia O'Keeffe (1887-1986) la poderosa sensación que experimentó al visitar Nuevo México (EE UU) por primera vez en 1929. Era una afinidad que iba más allá del razonamiento, con un paisaje que nutría su creatividad y la unía con la naturaleza más recia.

La artista, una de las pioneras femeninas de la pintura estadounidense del siglo XX, había nacido en un pueblo de Wisconsin (en el frío Medio Oeste de EE UU), pero descubrió que el desértico estado de Nuevo México era el hogar que siempre había buscado. Adquirió en 1934 un rancho abandonado al que llamó Ghost Ranch (Rancho Fantasma), acampó en lugares recónditos y recorrió en balsa los ríos como una exploradora incansable.

El Georgia O’Keeffe Museum, en Santa Fe (Nuevo México), celebra su 15º aniversario con una exposición centrada en esa historia de amor que duró hasta que, meses antes de morir a los 97 años, la pintora tuvo que abandonar su amado rancho.

La tienda de campaña, las linternas, los utensilios de cocina...

Georgia O’Keeffe and The Faraway: Nature and Image (Georgia O'Keeffe y la lejanía: naturaleza e imagen) se podrá visitar durante un año, hasta el cinco de mayo de 2013. La muestra recopila dibujos y pinturas inspiradas en la belleza desértica, fotografías de quienes la acompañaron en sus acampadas e incluso la tienda de campaña, las linternas, las sillas de camping y los utensilios de cocina que la artista compartió con su amiga Maria Chabot, dispuestos tal y como solían estar en los viajes.

O'Keeffe  fue Desde niña una amante empedernida de la naturaleza y en Nuevo México dio rienda suelta al espíritu independiente y al sentido de aventura que disfrutó toda la vida. Uno de sus lugares favoritos estaba en el territorio de los indios navajos, que ella llamaba "lugar negro", por la monocromía desolada del paisaje. La artista hizo en su arcadia privada dibujos cercanos a lo abstracto, respetando la planicie y la sencillez cautivadora del desierto.

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