Subvencionan a una academia que debe dinero a sus ex trabajadores

Ex empleados hacen públicas presuntas irregularidades y critican que centros condenados por despido improcedente y con bienes embargados continúen recibiendo fondos públicos.
Una veintena de ex trabajadores de un grupo de academias de Valladolid han hecho públicas presuntas irregularidades que puede haber cometido la empresa para la que trabajaban en la gestión de las subvenciones que recibe para impartir cursos de formación. Además, critican que este grupo siga ingresando fondos públicos cuando debe dinero a sus empleados, está condenado por despidos improcedentes y tiene pendientes órdenes judiciales de embargo.Antiguos empleados de Atyco Informática, Centro de Estudios Tauro y Olid Formación, en Valladolid, han ganado en los juzgados demandas por despido improcedente contra el empresario José Antonio G. P., al que ya han logrado embargar coches, locales y subvenciones para cobrar indemnizaciones que oscilan entre los 3.000 y 12.000 euros.

Consigue nuevos cursos

A pesar de la situación del empresario, se le han adjudicado este año otros 13 cursos del Plan de Formación e Inserción Profesional (FIP) de la Junta de Castilla y León, en materias como esteticista (2), monitor sociocultural (4), sumiller (5), dietética y nutrición (2), además de otros tres cursos del Programa de Formación Profesional Ocupacional (FPO).

Los trabajadores denuncian la forma «singular» de funcionar de este grupo de empresas que ahora, según los trabajadores, utiliza de pantalla a «sociedades como Anamup y Andefoce, entre otras, creadas al efecto para solicitar subvenciones de cursos formativos». Afirman, además, que utiliza otros organismos y empresas para solicitar las subvenciones para que luego le «subcontraten» a él la realización de los cursos.

Los propios ex empleados reconocen haber figurado en cursos del antiguo Forcem, ahora Fundación Tripartita, sin que nunca llegaran a asistir a clase «y era una práctica muy habitual», confiesan. «Incluso se pagaba a gente por firmar como que asistían a los cursos», denuncian. Se han falsificado firmas de asistencia porque si los alumnos no iban a clase un mínimo de horas no se cobraba la subvención. Se les ha llegado a avisar para pedir que, a cambio del diploma, mintieran si recibían una llamada de inspección. «La falsificación de facturas también era algo habitual», aseguran y, mientras que se justificaba el pago de 30 euros por cada hora a los profesores, en realidad sólo recibían 8.

Buenos contactos

20 minutos pudo reunirse con más de una docena de ex trabajadores que aseguran que ésa era su rutina diaria. «Claro que había cursos que sí que se hacían, pero todos hemos estado apuntados en otros muchos que no se hicieron y la subvención sí que la cobraron».

Según sus cálculos, conocedores del volumen de cursos que realizaban y lo que se pagaba por ellos, las academias podrían haber facturado alrededor de 9 millones de euros de dinero público en los tres últimos años.

Siempre sabían con antelación el día de visita de los inspectores. «El jefe contaba entre sus amigos con gente relacionada con la adjudicación de estos cursos», al que, por cierto, realizaron trabajos extra, como reparaciones e instalaciones de software en su casa, siempre según los trabajadores.

Trabajadores afectados y testigos de «malas» prácticas

Alberto García. 30 años, diseñador y ex empleado de Atyco.

«A mí me apuntaron a infinidad de cursos a los que nunca asistí. Plagiábamos los manuales y hacíamos corta y pega de Internet. Los elaborábamos en unas horas. Un día me enteré de que yo era el tutor de los alumnos en uno de los cursos, yo no lo sabía y además ni siquiera conocía la materia».

Verónica Carreter. 24 años, comercial y recepcionista en Tauro.

«A mí me llegaron a entrevistar, junto con otras compañeras, los inspectores de los cursos. Yo en aquel momento estaba contratada y tenía miedo de perder mi trabajo, así que no fui del todo clara con ellos. Todos aquí hemos visto los chanchullos que se hacían, y sí, tengo diplomas de cursos que no hice».

Abel Sanz. 24 años, programador en Atyco y Olid formación.

«Aunque estuvieras contratado por una empresa hacías trabajos para las otras, están relacionadas. Y también hicimos ‘horas extra’ para ir a casa del amigo suyo a instalarle equipos informáticos. Ya no sólo hablamos de irregularidades sino de presiones y comportamientos intolerables en el trabajo».

Para desempleados plan FIP y FPO

Se dirigen a desempleados inscritos en las oficinas de empleo de la comunidad. Especialmente jóvenes menores de 25 años y mayores de 25 amenazados de exclusión o en desempleo de larga duración.

Para trabajadores, plan forcem

Es la actual Fundación Tripartita, tiene por objetivo la formación y el reciclaje de trabajadores ocupados, contribuyendo así a la competitividad de las empresas. Gestionado por los servicios estatales y de las las comunidades.

Las subvenciones cómo se calculan

Los contratos del antiguo Forcem pagaban 12 euros la hora de formación por cada alumno. Un curso de 40 horas y con 20 alumnos estaría subvencionado con 9.600 euros. Se presentan planes con 140 cursos, es decir 1.500.000 euros por un único plan.

Los cursos especialidades

El grupo de empresas ofrecía formación en materias tan dispares como peluquería y estética, informática, inglés, escaparatismo, gestión de pyme, recepcionista de hotel, sumiller, dietética...

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