El modernismo madrileño existe. Puede que sus frutos hayan sido eclipsados por los del modernisme catalán y su figura cumbre, Antoni Gaudí, pero en la capital hay cientos de edificios que se han visto influidos, en mayor o menor medida, por este estilo arquitectónico de principios del siglo XX.
Para demostrarlo, la editorial Tébar acaba de publicar, en colaboración con el CSIC, la Consejería de Cultura y el Instituto de Estudios Madrileños, la obra Madrid modernista: guía de arquitectura (38,50 euros).
En ella se analizan 200 edificios de la capital en los que el modernismo dejó su huella: desde los ejemplos más deslumbrantes, como el palacio Longoria (sede actual de la Sociedad General de Autores y Editores, en Fernando VI, 4) o la escalinata central del Casino de Madrid (Alcalá, 15), hasta los más tímidos, como el panteón de José de la Cámara en el cementerio de San Justo.
Para "educar la vista"
La guía aspira a sacar a la luz los ejemplos de arquitectura modernista madrileña, que aparecen escondidos a los ojos del visitante habitual.
A "educar la vista –como se menciona en el libro–, para reconocer los sutiles detalles en los edificios modernistas que jalonan la ciudad".
Sobrio y sin desentonar
El modernismo madrileño es sobrio. "Se amolda al aspecto general de la ciudad sin desentonar en su trama urbana", señalan los autores de la guía, Óscar da Rocha Aranda y Ricardo Muñoz Fajardo. La principal promotora del modernismo fue la burguesía emprendedora: Madrid carecía de ella.
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