Sexto encierro fluido y limpio de los astados de Alcurrucén

Las claves:
  • Duró dos minutos y veinte segundos.
  • Menos gente que en encierros anteriores.
  • No hubo ningún corredor corneado.
Los toros de la ganadería cacereña de Alcurrucén en el sexto encierro de los Sanfermines 2006. (VILLAR LÓPEZ / EFE)
Los toros de la ganadería cacereña de Alcurrucén en el sexto encierro de los Sanfermines 2006. (VILLAR LÓPEZ / EFE)
Los toros de la ganadería cacereña de Alcurrucén en el sexto encierro de los Sanfermines 2006. (VILLAR LÓPEZ / EFE)

Los toros de la ganadería cacereña de Alcurrucén han protagonizado hoy el sexto encierro de los Sanfermines 2006, que resultó limpio y con una fluidez que permitió a los corredores encontrar huecos y lucirse ante las astas.

Dos minutos y veinte segundos tardaron los astados en completar el recorrido de este acto, que concitó a menos corredores que en días anteriores y en el que al parecer ninguno de ellos resultó corneado, aunque sí se registraron numerosas caídas.

La manada partió a las 8:00 horas de los corrales de Santo Domingo encabezada por los mansos y se dirigió, compactada, hacia el encuentro de los mozos que siempre tiene lugar unos metros después.

Azuzada por los pastores y perfectamente hermanada, la torada completó este tramo con rapidez y sin más incidencias que las caídas de algunos mozos, pese a que un toro negro amagaba derrotes hacia la izquierda.

Al llegar a la plaza del Ayuntamiento el grupo se abrió en abanico y se fue estirando en la calle Mercaderes, a cuya curva accedió encabezado por los bravos.

Este punto, en el que por segundo año consecutivo se ha aplicado un antideslizante en el pavimento para evitar las habituales caídas, fue superado sin que los animales chocaran contra el vallado, y aunque dos de ellos resbalaron, no cayeron al suelo y pudieron seguir su carrera sin problemas.

Por la Estafeta la manada discurrió fragmentada, con tres toros negros en cabeza, a los que posteriormente se unió un cuarto, y otros dos ligeramente descolgados.

Esta circunstancia permitió a los mozos aprovechar los numerosos huecos que se crearon entre los animales para acercarse a ellos y disfrutar de las carreras, aprovechando la nobleza de los "alcurrucén", en su tercera comparecencia en Pamplona, en donde nunca han dejado corneados a su paso.

Amago de montón sin incidencias

Numerosas fueron las caídas registradas en Telefónica, donde incluso llegó a formarse un amago de montón que se solventó sin más incidencias, ya que los toros continuaron su camino hacia el coso sin prestar atención a los caídos.

Al llegar a la arena, los cuatro toros que abrían manada se abrieron hacia la derecha, pero corrigieron poco después su trayectoria para entrar en los chiqueros, encontrándose con un manso que circulaba en sentido contrario.

También sin mayores percances los otros dos astados que les seguían accedieron a los corrales, donde permanecerán hasta que esta tarde sean lidiados por Enrique Ponce, El Cid y Salvador Cortés.

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