Según los datos del último censo del INE, en las 579 casas residen 1.130 vallisoletanos. En toda la provincia el número se eleva a 3.144 viviendas con casi 4.000 afectados.
Solución próxima en Las Flores
En el barrio de Las Flores hay dos zonas, el camino de Hornillos y la carretera de Villabáñez donde hay 135 vecinos que tienen que verter sus aguas a pozos negros. El Ayuntamiento tiene listo el proyecto para enganchar sus casas a la red de desagües, pero todavía hay que salvar el trámite burocrático de ocupación del suelo para poder llevarlo a cabo. Los servicios municipales esperan contratar la obra este año.
Ellos viven el problema a diario
Pilar Pérez. 54 años, vecina de las Flores. «Es un engorro vivir así»
Se mudó al barrio hace 27 años y no sabe lo que es una vida sin olores, «cuando no es un vecino es el otro, cuando no, soy yo, así todos los días». Cada dos semanas tiene que meter en el pozo negro una bomba y achicar, «nos cobran 200 euros si vienen a recogerlo, así que de la fosa va directamente a la calle», dice. Al igual que hace siglos, cuando era costumbre gritar ‘¡agua va!’, los vecinos intentan vaciar sus fosas por las noches, aunque no siempre es posible. «Hay días que tenemos que cerrar las ventanas porque es imposible respirar». En casa de Pilar son cuatro personas. «Te duchas, friegas... todo eso va al mismo sitio y se llena enseguida, es un engorro vivir así, llevo toda la vida pidiendo alcantarillado». Por fortuna, los residuos sólidos los absorbe la tierra y a la calle, en bajada, sólo tiran los líquidos. «Nos quería cobrar Agualid el impuesto... ja ja».
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