Por eso, un instante después, cuando suenan tres toques de sirena, justo frente al Ayuntamiento, se oye la voz del arquitecto diciendo: «El patrón es educado y saluda al alcalde, aunque él no lo merece, porque le hemos invitado muchas veces a esta visita, y nunca ha venido».
Quizá su tocayo Azkuna no quiera escuchar los agudos y acerados comentarios de Uriarte, que no se anda con rodeos y, cuando pasamos delante de las torres de Isozaki, lamenta que no se haya mantenido el catalogado Depósito Franco por «este escandaloso y aberrante proyecto urbanístico».
El recorrido llega hasta el puerto deportivo de Getxo y, en una hora y media, descubre cantidad de datos históricos y curiosidades del pasado y presente de Bilbao, junto a las inéditas imágenes que ofrecen las dos márgenes desde el barco.
Quien quiera animarse a realizar la visita, que organiza todos los viernes del mes el Colegio de Arquitectos a las 12.00 y 18.00 h, sólo tiene que llamar al 944 244 4 74, pagar tres euros y embarcar.
De «All iron!» al alirón, alirón...
La boyante industria minera atrajo a muchos técnicos y operarios ingleses. Por eso, cuando encontraban una gran veta de hierro, gritaban «All iron!» («¡Todo hierro!») y la mina se convertía en una fiesta. El grito acabó degenerando en el alirón con el que animamos al Athletic. Es una de las curiosidades que cuenta Uriarte en la visitas fluviales.
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