Nacida en Barcelona en 1986 pero de raíces inglesas y francesas, con solo dos años ya hacía anuncios. Después vinieron Los hombres de Paco y, sobre todo, No tengas miedo.

¿Se esperaba la candidatura?

Tenía curiosidad. Pero no sabía que se podía seguir en directo, así que esperé para verlo en Internet... cuando mi mejor amiga me lo dijo.

¿Qué sensación tiene?

Estoy muy contenta. Hace mucha ilusión que sean tus propios compañeros los que digan que has hecho un buen trabajo, con la cantidad de actrices que hay.

¿Y los amigos? ¿Qué le dicen?

¡Están más ilusionados que yo! Me felicitan, me dicen que lo disfrute y, algunos, que hasta me lo merecía.

¿Y se lo merece?

No sé si tanto, pero estoy contenta: ha sido uno de los papeles más duros que he tenido que afrontar, pero también el que me ha dado mayores satisfacciones. Con Armendáriz o Lluis Homar aprendes mucho.

Silvia, su personaje, es una chica que sufre abusos paternos. ¿Cómo se mete en un papel así?

El proceso fue duro. Lo que más me costó fue entenderla: no sabía que las víctimas experimentan una dependencia hacia el abusador o que se sienten culpables de lo que ocurre... Me costó, pero logré terminar entendiéndola.

Usted es ya popular: ¿qué le decía la gente por la calle?

Que les sorprendía el cambio. Soy muy risueña, muy alegre, y en la película soy todo lo contrario. Me decían que no parecía yo, y creo que ese es el mejor de los halagos.

No, ninguna lo pasa muy bien: dos (Blanca Suárez en La piel que habito y Michelle Jenner en No tengas miedo) sufren abusos sexuales. La otra (María León en La voz dormida) tiene una hermana presa y a punto de ser fusilada. Y una cuarta (Alba García en Verbo) necesita huir de una juventud triste y frustrada. Las cuatro jóvenes hacen unos trabajos más que brillantes. ¿Quién ganará? Las cuatro lo merecerían, pero León es mi favorita por su capacidad para hacer derramar lágrimas al gran público.