Más del 57 % de la población de la ciudad viene de otras regiones y esto es lo que imprime un sello particular a su idiosincrasia. Celebrar este día es un intento simbólico de convertir Alicante en una ciudad de encuentro, de convivencia, intentando demostrar que se puede aprender de las normas básicas del lugar sin perder la cultura de origen.
Es importante saber que mucha gente de fuera busca el calor de la ciudad, integrarse al cambio de costumbres, participar de sus fiestas, pero sin olvidar sus raíces.
La posibilidad de los extranjeros de darse a conocer contribuye a la integración social como una forma de ganarse la confianza y acabar con el rechazo.
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