El Cerezo y El Rocío eran hasta hace poco barrios obreros donde todos se conocían. Desde hace unos años, la población ha crecido un 25%. Actualmente aquí conviven hasta nueve nacionalidades diferentes: bolivianos, peruanos, ecuatorianos, senegaleses, nigerianos, rumanos, marroquíes y chinos. Todos suman el 40% de la población.
Los vecinos han denunciado, además, que hay pisos en los que se meten hasta 40 personas, cobran 3 euros por utilizar la ducha y 8 por dormir en la azotea o hacer la colada en la lavadora.
Los vecinos exigen:
Policías: Más efectivos. Se quejan de que cuando los llaman, no acuden.
Limpieza: Para acabar con la suciedad (está lleno de cristales y comida).
Infraestructuras: Quieren más parques y espacios públicos. El infantil de la plaza Playa de Punta Umbría tiene una cancela que abren y cierran los vecinos. Se quejan del cierre del Instituto Antonio Gala, hoy, Instituto de idiomas.
Educadores: Los voluntarios de Sevilla Acoge son los únicos que trabajan por la normalización del barrio.
Más control: Piden a Medio Ambiente que haga un seguimiento de las licencias de apertura que concede y compruebe que la actividad comercial que se realiza corresponde con la licencia solicitada.
«Una ciudad sin ley»
El Partido Andalucista presentará una moción urgente en el próximo pleno sobre la situación del Cerezo. «La situación va a reventar», dicen en el PA, ya que «poco a poco» el barrio ha sido tomado por la población inmigrante «sin control municipal de ningún tipo, hasta convertirlo en una ciudad sin ley». Reclamarán al Ayuntamiento una intervención inmediata.
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