El Estado debe pagar 200.000 € a la maestra de religión despedida por casarse con un divorciado

  • Resurrección Galera gana la batalla judicial tras once años de litigio.
  • Su contrato no fue renovado por el Ministerio a petición del Obispado.
  • Fue justo el año en el que contrajo matrimonio con un divorciado.
Fotografía de archivo de la profesora Resurrección Galera Navarro y su marido Johanes Romes, a la salida del juzgado de Almería.
Fotografía de archivo de la profesora Resurrección Galera Navarro y su marido Johanes Romes, a la salida del juzgado de Almería.
José Manuel Vidal / EFE
Fotografía de archivo de la profesora Resurrección Galera Navarro y su marido Johanes Romes, a la salida del juzgado de Almería.

Fin a once años de litigio. Y la ganadora es ella, Resurrección Galera, la profesora de religión que tendrá que ser indemnizada por el Estado con más de 200.000 euros tras haber sido despedida en el año 2000, tras casarse con un divorciado alemán.

El  pasado mes de abril el Tribunal Constitucional (TC) concedió a Resurrección Galera el amparo solicitado en 2002 y anuló las dos sentencias anteriores del mismo juzgado de lo Social que avalaban su despido al reconocer su derecho a "no sufrir discriminación por razón de sus circunstancias personales, a la libertad ideológica en conexión con el derecho a contraer matrimonio en la forma legalmente establecida, y a la intimidad personal y familiar".

Ahora es el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía el que ha emitido la última sentencia del caso, en la que, tras desestimar el recurso de súplica del Obispado del Almería, condena al Estado a indemnizar a la profesora, a pesar de que no tenía un contrato en vigor, según publica El País.

El Estado, condenado a pagar

Lo más polémico de la sentencia es el hecho de que sea el Estado el que tenga que abonar la indemnización. A pesar de que no existía un contrato firmado, ya que el Ministerio contrata anualmente a los profesores de religión que le pide el Obispado. En el año en el que Resurrección Galera no fue renovada, la maestra se había casado con un ciudadano alemán divorciado.

El Obispado de Almería no quiso que continuará impartiendo religión porque no reunía las condiciones exigibles para defender la moral y la doctrina cristiana.

Sin embargo, el Constitucional estimó de forma íntegra la demanda de la profesora señala en sus fundamentos del derecho que el trato que se dispensó desde los organismos demandados fue "discriminatorio".

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